Celia Espinosa

¿Por qué me hiciste tanto daño? ¿No te conté que otra decepción terminaría de romper mis alas para que no pudiera volar como el ángel que soy? Entonces, ¿por qué lo haces? ¿Por qué me sigues decepcionando y dañando? ¿Deteriorando? ¿que por qué no te puedo decir la verdad? Por este tipo de ocasiones, cuando tu lo único que haces es hacerme daño, con tus amigos. Y lo peor de todo es que te crees que no me entero de muchas cosas pero, dejame decirte, que sé cada movimiento tuyo, para guiarte por el camino correcto del que todos te quieren sacar pero, tú no te das cuenta, tú solo cierras los ojos. Así que... Cierra los ojos... No los abras... Únicamente hasta que esto termine... Si es que este sufrimiento tiene fin... Si es que esta vida termina... Y cada día me hundo mas en mi oscuridad, en mi sufrimiento, en mi realidad. Mientras tu vives en ese mundo feliz del que yo carezco, mirandote cuando, mirando a esa chica, el brillo de ojos se te coloca en la pupila. Quiero que vuelva ese chico, ese chico dulce, el que no me hablaba a la cara, pero creo que no eras tu, eran tus amigos, esos que te siguen para destruirte, derrumbarte. Y ahora yo, con mis alas rotas, con mi brillo apagado, mis andares pesados y mis pesadillas persiguiendome, me voy, como siempre, como nunca lo he hecho. Adiós chico que se quedó con mi corazón, adiós brillo que se apagó.
Pero hazme caso y créeme cuando te digo que no todo el mundo es como pensamos... yo te creía un príncipe azul, al final no eras mas que un hormiga que me cruzé. Lo mismo pasa con aquella chica, de la que sentí celos, la creía la bruja, mientras era una de mis hadas madrinas.