Desde la muerte de su madre Sun-hee Larsen se había dejado corromper por el odio hacia la nueva familia de su padre, aquel amor enfermizo que Klaus desarrollo por aquella enfermera que trabajaba en el hospital de la familia llevo a su madre a la muerte y a ella a la soledad. Sun-hee estaba segura de algo, haría lo que estuviese en sus manos para ver arrastrándose en el lodo a los hijos de su padre y a el mismo suplicarle perdón de rodillas. Lo que no sabia era que una de esas tantas artimañas que utilizo para hacer que su hermana quedara en segundo plano en día de su propia boda la llevaría a los brazos de su primer amor.