36. Del tiempo.

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Y se supone que el tiempo pasa.

¿Quién lo diría?

El tiempo, sí pasa.

Casi parece un chiste horrible, lo rápido qué pasa...

Ni siquiera me importa qué tan rápido lo haga, ni siquiera me importa las horas, los días, los meses o años que pasarán. Ahora todo se siente como correr en cámara lenta, cómo caminar sobre tierra húmeda.

Mis ojos no dejan de mirar por esa ventana, como si mirarán una película de la vida ajena. ¿Qué es lo qué estoy pensando? ¿Qué es lo debería pensar? Son las únicas palabras que me rondan en la cabeza ¿Cómo se supone que me deba sentir?

No lo entendía.

¿Qué pasa ahora? ¿Qué se supone que deba hacer ahora?

Ni siquiera me importa.

— Te traje algo de comida.— Me dice Isa y yo me vuelvo a ella por que ni siquiera la oí entrar. Me sonríe con ternura, paciente y le sonrío de regreso. El dolor duele menos cuando ella está aquí.

— Gracias.

No digo mucho más, mi voz se ha vuelto algo muy raro de escuchar últimamente.

Me siento en la cama y ella arrima una silla mientras prepara la comida y me anima a meterme algo en la boca.

Mastico sin saborear.

¿Se supone que debo disfrutar de la comida?

Mis ojos se apagan entre todo esa cotidianidad y se pierden en los dibujos de Oli pegados en la pared.

Entonces una caricia suave en mi rostro me devuelve a la realidad. Isa me sonríe de nuevo mientras peina mi cabello con su mano. La miró un momento por que vuelvo a respirar cada vez que me toca.

— Te ha crecido mucho el cabello. — Me informa, alzó una ceja por que realmente no tengo idea y por que en realidad no me importa. Ella acaricia mi mejilla con su pulgar y cierro los ojos, disfrutando su toque. — ¿Me dejas cortarlo?

Asiento lentamente y ella sonríe ampliamente.

De nuevo, no sé cómo es que he llegado al baño, ni cómo me he sentado delante del espejo. El vacío en mi reflejo me hace suspirar lentamente.

Y cierro los ojos de nuevo, por que no resistió mirarme a mi mismo. Lo único en lo que me concentro es en las manos de Isa recorriendo mi cabello y el sonido que hacen las tijeras al cortarlo.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde qué empezó?

De nuevo, no tengo respuesta. Pero Isa está delante mío, sonriendo complacida con su obra de arte.

Y miró su rostro y me esfuerzo en construirlo en algo muy parecido a una sonrisa.

— Perfecto.— Me sonríe.










Despierto en medio de las pesadillas.

Un hueco al que caigo repetidamente. Un camino oscuro del qué corro sin parar, la voz de Oli llamándome, un grito agudo a mis espaldas.

La habitación está oscuras cuando mis ojos se abren aterrorizados, mi respiración va como loca, mi corazón por un momento se siente pesado.

Pero entonces la luz de la mesita se enciende y Isa me mira con miedo. Es ella quién me hace tranquilizarme cuando sus manos me toman por ambos lados del rostro y me obliga a mirarla.

— Está bien.— Me dice y me abraza llevándome a su pecho. — Fue un mal sueño, estoy aquí.

Y es verdad y su abrazo me consuela hasta las lágrimas... y por un momento, le creo.

Blue RoyaltyWhere stories live. Discover now