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Nueve hombres en la misma sala, un policía, un juez y el resto sólo espectadores de la escena, mientras el acusado (en este caso yo), sentado en una de las sillas más cercana al frente donde sería el centro de atención de varios pares de ojos, juzgando sólo con su presencia. Mantenía la cabeza gacha aún sosteniendo mi vientre al sentir el punzante dolor que la tarde anterior se intensificó, todo por una estúpida discusión con un guardia, quien aseguraba mi culpabilidad. Luego de un empujón lo suficientemente fuerte termino en empeorar la herida. Alexby, siendo el único en el que confío hasta este día, ha sido el único en ayudarme. Ni siquiera tuve la noción de cuando me llevó a la enfermería, era tan intenso el dolor que el aturdimiento continuó hasta ahora.

Gire un poco la cabeza hasta poder ver la ventana más cercana, era alrededor de la una de la tarde, quizá un poco más, el proceso seguro sería extenso y tedioso, sólo esperaba que al final saliera de ahí libre. Pasé mi otra mano por el rostro rascando la parte del mentón, la barba descuidada después de una ducha se veía mejor a cuando Alexby me saco de casa luego de un mes de estar encerrado. Y mi cabello también, fue arreglado lo mejor posible por una enfermera muy amable, aún así mi aspecto seguro era terrible, el color de mis ojeras debía ser de un negro intenso.

Se escucho el golpe de la cosa que tenía apariencia como martillo, el juez en cuestión llamó la atención de todos sin excepción, se aclaró la garganta acomodando sus lentes para poder ver mejor los informes que tenía frente a él, usualmente no había juicios en Karmaland, ya que a la mayoría se les pillaba en pleno acto delictivo, y tampoco es que hubiese mucha delincuencia sin contar a la hermandad oscura.

-Hoy nos hemos reunido por el caso de Fargan, se le acusa de llevar a cabo un atentado bastante gordo en el pueblo -alzó la vista para mirarme a los ojos, Auron tenía una mirada intensa si se lo proponía -¿Cómo se declara el acusado?

-Inocente -comenté con seguridad.

-Sopa de veneno -se escucho el susurro detrás de mi, Luzu no se lo iba a creer tan fácil, pero esa ocasión tendría que tratarse sus propias palabras.

-Luzu, por favor, estamos en un momento serio -mando a callar el propio juez, a pesar de que todos sabíamos que el castaño era su favorito. -¿Tienes pruebas de que no has sido tú?

-He estado todo un mes encerrado en casa, esperando que mis heridas se curasen, no he abierto la puerta a Rubius y Willy.

Se escucho ese sordo sonido de aquellos que dirigieron la mirada a los mencionados, al igual que Auron, quien estaba curioso con la situación.

-¿Alguno de ustedes lo han visto dentro?

Me gire ligeramente evitando quejarme con el dolor, pude ver como ambos cruzaban mirada con un toque de preocupación, y negaron al mismo tiempo con la cabeza. Más mala suerte, era verdad que ninguno me vio ir de un lado a otro por mi casa, ya que me encontraba en un piso de la zona baja, ahí no había ni una sola ventana. Pero antes de que el encargado de juzgar continuara hablando, Vegetta interrumpió.

-Es verdad que hace un mes tuvo un accidente, y por lo que veo son las mismas heridas, suena lógico que al encerrarse y si no se ha cuidado, las heridas no hayan sanado, sería casi imposible que Fargan causará algo tan gordo, en especial solo. -agradecí a mis adentros con la explicación del azabache, podria haberle causado disgustos por reírme de él, pero no dejaba de ser un tío justo.

-Suena lógico, pero... ¿Qué me dicen de las pruebas que ha recopilado William? -hubo susurros, seguía sin creerme que el de ojos verdes fuera tan rata para inculparme de sus mierdas.

-¿Yo? -su voz ahora fue la que captó la atención de todos -¿De qué hablas?

-El día después de que ocurrió la explosión en la zona del mercado, llegaron pruebas de minas, restos de plumas, justo del color de las alas de Fargan y del tamaño... Y otras cosas, el punto es que todas las pruebas indicaban que tu las habías dejado en comisaría -habló Alexby explicando todo -¿ahora frente a todos vas a decir que no es verdad?

Un nuevo camino (Willgan)Where stories live. Discover now