Capítulo 1.

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Es lunes por la mañana, hoy es mi primer día en este instituto y estoy demasiado nerviosa. Acaba de empezar el segundo  trimestre y a estas alturas se supone que todo el mundo tiene echo ya su grupo de amigos, y yo me quedaré sola, seguro. Hace un día espectacular, avanzo por el pasillo hacia la cocina, cojo un trozo de bizcocho que hizo ayer mi madre y salgo pitando, ni si quiera me he despedido. Ya llego tarde y es mi primer día. Empiezo a imaginar la bronca que me caerá al llegar a clase, todos los compañeros riendo y yo roja como un tomate. Vuelo a pensar en el hecho de hacer amigos, soy demasiado tímida y  me va a costar semanas. Como he ido pensando todo el camino ya me encuentro en frente de la puerta del instituto, sé el camino porque ayer vine con mi hermano, para familiarizarme. Ahora parece mucho más grande y feo, con demasiados niños. Mi padre me ha dicho que hay 500 alumnos no pude evitar poner cara de asco, no me gusta que haya mucha gente, me agobio facilmente.

Ayer hablamos con el director y nos dijo que mi clase se encontraba en la segunda planta - genial- pienso- ahora tengo que subir las escaleras. Me aliso el pelo y me obligo a respirar hondo, porque me estoy muriendo de los nervios. Mientras subo las escaleras voy mirando a las paredes, están llenas de dibujos  y eso me hace recordar mi colegio. El que dejé hace 6 años, depués de que mi padre se quedara sin trabajo y tuvieramos que viajar por toda España en busca de uno. Mis padres están muy unidos, por lo que yo siempre he sabido que si por algún motivo mi padre tuviera que irse de nuestro lado, nosotros iriamos con él. Y así fue, lo hicimos. Ya estoy frente a la puerta, se oye a un profesor hablar muy alto, o puede que sea una profesora, no lo distingo muy bien. Estoy decidida a llamar a la puerta, pero al sacar la mano descubro que no tengo mi pulsera. Aquella que me regaló mi mejor amiga al marchar hacia aquí, eso hace que me gire, buscándola y al hacerlo encuentro a alguien sentado en el suelo, parece que lo han hechado de clase. Prefiero no mirar hacia él, ya que seguro que me preguntará algo, pero al parecer ese chico lee la mente.                      - ¿Qué haces?- La pregunta no tiene maldad, pero posee un tono burlón que hace que me enfade

Ni siquiera ha terminado de preguntarme, cuando respondo - Nada.

Llamo a la puerta, enfadada, aunque no sé bien por qué. 

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2015 ⏰

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