XIII: HERIDAS

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KIEV- UCRANIA, 09 DE MARZO DE 2019

Más allá del miedo y quizás de la incertidumbre de quién es la persona que se hará cargo de mi destino, las torturas y las burlas llevadas a cabo por más de una docena de brujas fueron los que nublaron mi vista y ocasionaron que suplicara por el fin de mi vida. Repitieron hasta más no poder mi ataque hacia Georgiana, crearon más de cien mil escenarios en los cuales se daba fin a la existencia de mi pelirroja sin haber tenido la oportunidad de hacer algo y hasta fueron capaces de recrear situaciones en los que ella era abusada mientras se me mantenía encadenado escuchando los gritos de súplica de ella y las risas de los abusadores.

No sé cuántas veces me atreví a pedir que se diera fin a mi existencia ante la tortura psicológica que estaba pedeciendo; fueron crueles y hasta se atrevieron a entonar con veneno en su voz Love of my Life mientras una de ellas hacía el papel de una Georgiana enamorada. La pelirroja tenía razón, no debí haberla visto a los ojos ya que es su forma de leer el alma de su víctima y torturarla hasta llegar al borde de la locura; perdí la noción del tiempo al haber sido sometido a las visiones y visitas de múltiples brujas en aquel calabozo vacío. No sé cuántas veces lloré, pero llegué al punto de no soltar lágrima alguna cuando otra de las brujas se acercó a iniciar su tortura.

Sus uñas largas como si fueran garras, de color morado y con anillos en forma de demonio en sus dedos, acaticiaton mi frente y al verla a los ojos fui transportado a un bosque en otoño. Las hojas cayendo lentamente mientras el sol salía de aquellas nubes grises, una dama de vestido negro pomposo y del siglo XXVIII apareció de repente en un claro del bosque dándome la espalda. Con cansancio y con lo que se supone que se iba a presenciar caminé en su dirección para acabar con esta tontería, el viento tumbó algunas hojas y cuando estuve a punto de tocar su hombro ella dijo:

-Debes soltarme Matt-, asombrado por sus palabras, quedé totalmente inmovilizado mientras ella se giraba sobre su propio eje y me miraba con tristeza en sus ojos-, no puedes seguir estando enamorado de mí.

-¿Por qué lo dices? -, respondí tratando de seguir su juego mientras trataba de reconocer a una Georgiana sin cicatrices y con la piel más delicada que he visto.

-Porque te estás haciendo daño a ti mismo amando a alguien al que lastimaste y le es imposible perdonar lo sucedido-, ella levantó su mano y comenzó a acariciar mi mejilla mientras ella hablaba en alemán-, debes sanar primero antes de poder amar, Mein Wolf.

-¿Y si te pierdo? ¿Si ya no me vuelves a amar?-, pregunté con miedo en mi voz. Esta era la primera vez en la que sentía que la verdadera Georgiana me estaba hablando.

-Si el destino lo quiere así, así será. Pero si el destino quiere que te ame, lo haré sin dudarlo-, ella tomó mi rostro con manos y lo bajó hasta sus labios mientras nuestras lágrimas mojaba nuestras mejillas-, no te lastimes Matt... Debes sanar por ti y por tu pueblo.

-Pero tu eres...

-Ya no soy Deine Königin-, susurró con tristeza-, yo perdí ese derecho al haberte rechazado. Pero tienes la oportunidad de arreglar todo aquello que está mal.

-¿Tú crees que seré un buen Alfa Rey?

-Es que tu ya lo eres-, al sonreír todo se volvió oscuro y nuevamente la habitación de la tortura apareció ante mis ojos con una bruja llorando y mirándome fijamente a los ojos.

-Pronto llegará él a hacerte daño-, susurró mientras limpiaba su rostro con su capa azul marino-, y se dará fin a tu vida.

-¿Por qué lo hiciste? ¿Qué significan esas palabras?

Meine KöniginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora