En él condado de Redmond los olores putrefactos de cadaveres han empezando a salir. Nadie se salva de tener un pasado limpio todos tienen secretos que estan apunto de empezar a consumirlos. Un grupo de chicos no se librará de ser consumido por ellos...
[Nota:El capitulo empieza desde el último dónde se quedo los hermanos Danger]
~Cadáver flotando~
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Habíamos decidido seguir la patrulla en una distancia prudente. La carretera está en penumbras silenciosa, lo único que visualiza el camino marcado son los fantasmas fosforescentes y las luces del suelo del azafato.
El bosque que esta alrededor le da un toque aterrador y gótico al ambiente cae en lo escalofriante. Cuando visualizamos que el sheriff había llegado, estacione el auto y apague el motor. Mire a ver a Cody que se halla alado de mí, ambos situamos nuestra vista al frente. Patrullas de Redmonds con las sirenas apagadas pero con sus singulares luces, rojas, blancas y azules encendidas, se encuentran al igual que reporteros del diario local con su cámara en manos.
Todo este lugar parecía la clásica escena acordonada de una serie de misterio y homicidios.
—No puedo ver nada— aludió Cody moviendo su cabeza para buscar el punto correcto
Sonreí irónico
—porque no hay nada imbécil— expresé—hay que entrar al bosque antes que el cuerpo sea levantado.
No le agrado demasiado mi idea
— ¿De verdad tenemos que adentrarnos?— hablo por primera vez mi novia
Me gire a verla en mi lugar, sin duda esta horrorizada.
Todo el camino se la paso observando estática la ventanilla. Incluso había decidido ir en los asientos traseros de la camioneta
—no tienes porque bajarte si no quieres— respondió Cody por mi compartiendo mirada conmigo y Edelaind.
Se encogió
—no quiero hacerlo, ver el posible cadáver del niño que es mi vecino no me gusta en nada— soltó erizada de pies a cabeza — pero no quiero quedarme sola aquí adentro.
—Puedes quedarte en el auto—declare— al momento de bajarnos le pongo seguro con el control al vehículo, nadie podrá hacerte daño nena
Ella asintió convencida.
Abrimos la puerta sin perder mucho tiempo, apunte el control al coche y pude escuchar el pequeño clic del seguro activado en las cuatro portezuelas de la Jeep, guarde mis llaves en el bolsillo del pantalón y metí mis manos en la chaqueta. Mi vista se fijo en el imponente floresta espesa que tengo a un lado. Al tiempo de querer entrar nos percatamos en un pequeño desnivel entre la tierra y la carretera. Aun así impulsados por la curiosidad decidimos bajar. El pasto y las hojas secas crujieron debajo de nuestros pies.
