Capitulo 8

179 17 11
                                    

—No fue mi culpa —dice Ivar cuando nos suben a la camioneta de policía.

—Cierra la boca. Idiota.

—No fue mi culpa —dice Ivar cuando nos suben a la camioneta de policía.

—Cierra la boca. Idiota. —repito.

—¿Ahora soy un idiota? —se burla.

—Nunca deje de pensarlo —gruño—. Pero ahora sobre pasaste los limites

—¿Yo? —pregunta—. El idiota fue ese maldito Mr. Scout

—¿Te costaba mucho mantener la boca cerrada?

—¿Cómo iba a besarte así? —sonríe con arrogancia

El resto del camino hasta la central de policía me mantengo lo mas pegada que puedo a la ventana, ignorando la mano de Ivar rozando mi rodilla "por accidente", aun no entiendo ¿Por qué le quitaron las esposas?

—Llegamos —el policía baja a Ivar primero y una oficial sale por mi

¿Por qué tanto drama? No somos traficantes, ni ladrones. Somos unos calientes y Ivar un idiota muy imbécil.

Nos encierran a los dos en la misma celda, nos permiten hacer una llamada a cada uno, el se niega, diciendo que va a pasar la noche ahí.

No quiero quedarme toda la noche aquí, pero no tengo a quien llamar, no me sé ningún número de memoria y llamar a mamá no es opción.

—Tienen que darme el número de sus padres —gruñe el oficial.

Ruedo los ojos y me trago mis ganas de contestarle. Ivar no borra la sonrisa burlona en el rostro.

—Guárdate esa sonrisa. Idiota —me siento en la banca de cemento lo mas alejada que puedo de él.

—Qué carácter —rueda los ojos.

—Todo esto es tu culpa —sentencio.

Su risa es tan escandalosa que me hace sobresaltarme en mi lugar. No puedo creer que se este riendo mientras estamos detenidos.

—Si no me dan un número, voy a dejarlos aquí toda la noche —amenaza el policía

Pero decidimos ignorarlo, no voy a llamar a mamá para decirle que solo llevo días aquí y ya estoy detenida. No es opción.

El oficial nos regala una mirada de enojo y se retira sin decir nada más lo cual agradezco.

—Yo no recuerdo que te quejaras mucho —dice Ivar entre risas.

—Idiota.

—Me gusta el apodo —se recorre hasta quedar junto a mí.

Al momento me pongo de pie y me imita.

—Mantente alejado de mi ––le advierto

—No se va a poder. —niega con la cabeza sin dejar de sonreír

Me sonríe, mostrando sus perfectos y alineados dientes, su pelo castaño casi rubio está muy despeinado y tiene grandes ojeras debajo de sus ojos, a pesar de mostrar su lado arrogante y parecer extrañamente de buen humor luce cansado.

—Me gusta —susurra—. Molestarte.

No respondo, ruedo los ojos y me recargo en la reja. Pero, aunque no dijera nada, empiezo a creer que el hecho de estar con él, compartiendo celda por su culpa no me molesta del todo.

Las horas pasan, muero de sueño, me duelen las piernas gracias a que Ivar decidido dormir ocupando la banca completa mientras que yo estoy sentada en el suelo con las piernas entumidas por la posición y por el frio. Que caballero.

IT'S MEWhere stories live. Discover now