Corazones en sincronía (Satan)

1.6K 75 40
                                    

—¡Vamos Mammon, apresúrate! ¡Necesito buscar el cargador de mi D.D.D., sino Levi estará furioso en medio del evento de Mononoke Land si se llega a morir mi batería! —Se escuchaba en el pasillo principal de la Casa de Lamentación unas voces con jadeos y pasos apresurados de dos individuos muy peculiares. Mammon era jalado del brazo por la chica humana con la cual había hecho un pacto hace ya un tiempo, y que ahora se veían casi como inseparables.

—¿Y recuérdame por qué estoy siguiéndote a tu cuarto? De hecho, ¡exijo una explicación de por qué mierda me estás obligando a ir contigo! —dijo el peliblanco tratando se zafarse del agarre de su compañera.

—Porque eres buena persona, y te recuerdo que el viernes hay una entrega de un informe muy importante, el cual no has empezado —aclaró la chica, deteniéndose en mitad del pasillo, observando con una sonrisa burlesca a Mammon, quien puso una cara algo chistosa para la chica y sonrió de manera algo forzada, causando una pequeña carcajada en ella.

—¡Claro Soje! ¡Señora, jefa! —finalizó retomando el paso hacia la habitación donde ella se hospedaba en su año como estudiante de intercambio en Devildom. Un pintoresco lugar donde habitan demonios de todo tipo, y donde se estaba llevando a cabo un intercambio "cultural" muy peculiar para cualquiera que se entere.

Después de unos pasos llegaron al salón principal de la casa y disponiéndose para dirigirse al cuarto de la humana, pero algo la detuvo en seco, algo que ella no pensaba escuchar en este año con los siete hermanos demonio. Un sonido que ella conocía desde muy temprana edad, y que reconocería a kilómetros de distancia; le recordaba a su hogar, a su familia, y un pequeño dejo de nostalgia apareció en su pecho. Sin avisarle a su amigo, ella encaminó lenta y silenciosamente hasta donde provenía ese dulce y tenue sonido, llegando finalmente al salón de música, donde ella recordaba haber visto en alguna ocasión el origen de ese sonido: un piano de cola. Se quedó parada en el marco de la pared para no interrumpir a quien fuese que estuviese tocando las teclas de aquel dulce y potente instrumento, dándose cuenta casi al segundo después de una cabellera rubia cabizbaja frente al piano, tocando de manera al azar una que otra tecla, notándose un desdén en cada nota.

—Bien, agradece que EL Gran Mammon está para acompañarte a tu cuart... ¿Soje? —El chico percatándose de la ausencia de la pelimorada refunfuñó para sí y la buscó por las cercanías del gran salón, encontrándola parada en la entrada del cuarto de música. Suspiró pesado y colocó su mano derecha sobre la cabeza de la chica, haciendo que esta despabilara de su mente con un pequeño salto de susto—. Oye, espiar a la gente es de mala educación. Además, ¿no estabas tan apresurada para conseg...? ¡Auch! —Un golpe en el hombro por parte de la chica lo interrumpió, haciendo que este se quejara de dolor un poco, seguido de un signo corporal de "silencio" por parte de ella.

—Sé lo que dije, pero nunca me imaginé a Satan sentado frente a un piano. Es algo que no puedo perderme —dijo en un muy callado susurro. Su mente tenía muchas preguntas, pero tampoco quería respuestas inmediatas, sólo esperar a que el rubio tocase algo de una buena vez.

—Pues deberás seguir esperando. Hace mucho tiempo él tocaba el piano como un maldito profesional. De hecho lo hizo primero como competencia contra Lucifer, pero resultó que le quedó gustando demasiado para mi gusto. Algo pasó, y ya no toca más que unas teclas así al azar y nada más —señaló Mammon con su típico movimiento de manos a la altura de la cabeza—. Así que no creo que veas mucho más de lo que ya ha tocado hasta ahora —finalizó. Soje, sin prestar mucha atención a lo que Mammon dijo, caminó hacia dentro de la habitación, ignorando los llamados del peliblanco.

Todos, excepto yo... [Obey Me! Shall we date?]Kde žijí příběhy. Začni objevovat