Capítulo 2 - Australia

537 26 2
  • Dedicado a Julia por aguantarme :3
                                    

-¡Quiero la revancha!

No me costó nada soltarle aquellas palabras a Haru, aquellas palabras que tanto había deseado decirle desde hacía milenios. Apretando la mandíbula como un loco, que seguramente es la cara que tengo ahora mismo, a mi mente viene el recuerdo de mi pasado en Australia, todo mi largo proceso de aprendización para ser mejor nadando y mis nuevas amistades.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Después de haber sido ganado por mi mejor amigo salí corriendo del recinto de natación, dejándome atrás la bolsa, llena con mi ropa y objetos personales. En ese momento no podía pensar nada más que en llegar a casa y poder llorar tranquilo, sin que nadie pudiera verme, aunque alguna lágrima se había escapado de mis ojos después de que Haru me mirara de aquella forma tan penetrante, aquella mirada que era capaz de escudriñar mi interior con facilidad. El día después de la competición hice mis maletas lleno de ira, casi sin poder respirar pensando en lo mucho que iba y debía mejorar en el extranjero y así, poder superar a mi mejor amigo, Haru.

La verdad es que metí cosas innecesarias, como un par de gafas de piscina, bañadores y chanclas. Si, no metí nada más, menos mal que mi madre me preguntó y al final acabó haciéndola como dios manda. Pasaron unos días hasta que por fin pude decir adiós a aquella cuidad, coger un tren y dejarlo todo atrás, al menos, por el momento. Miraba por la ventanilla sin remordimientos, sin sentir que dejaba algo atrás, alguien. En aquel momento era solo yo.

Mi madre no para de preguntar por qué había decidido dejar esa escuela e irme a Australia. A ella no le importaba en absoluto donde estudiara, pero le molestaba no saber la razón, por qué me quería ir con tanta prisa y por qué me encerraba en mi habitación tantas horas al día sin hacer ruido alguno. Nunca pude confesárselo, nunca pude dejar salir las palabras, nunca pude decirle que me había sentido celoso y abrumado por la gran habilidad de Haru, que él era mejor que yo.

El trayecto hasta Australia se me hizo muy rápido, a pesar de tener que coger varios trenes y aviones, no sé si era porque iba soñando o por mis ganas de comenzar en un sitio nuevo. Allí no conocía a nadie y tenía muchas posibilidades de mejorar en lo que me gusta e incluso poder llegar a mi meta, aunque es más bien era la de mi padre, llegar a ser nadador olímpico, pero esa es una historia que contaré en otro momento. Una vez que llegué a Australia quedé abrumado por la diferencia de clima. Tuve que quitarme la sudadera que llevaba, quedándome con una camiseta de manga corta.

Afortunadamente la organización de mi nueva escuela, Sano Elementary School, nos había hecho el favor a mi familia y a mí de recogerme en el aeropuerto. A los pocos pasos de salir de recoger la maleta y de haber pasado un pequeño control, vi un chico, de mi edad aproximadamente, con un cartel que ponía "Rin Matsuoka” y sin dudar, me dirigí hacia aquel chico con el pelo negro, era más alto que yo y con una musculación un tanto exagerada.

-Yo soy Rin Matsuoka -Dije estando a pocos pasos de él. Éste giró la cabeza hacia donde me encontraba y clavó sus ojos en mi, intentando saber si era un impostor o no.

-Te imaginaba más alto -Soltó el chico sin importar si me ofendía o no.- Pero si, por lo demás pareces ser tú.- Me miró de arriba abajo y al cabo de unos segundos dio una palmada en mi hombro derecho, con bastante fuerza, por lo que hizo tambaleara.

-Claro que soy yo- dije enfurruñado y con el ceño un tanto fruncido. "¡CLARO QUE SOY YO, LECHES!" grito en mi cabeza para no hacerlo en voz alta y así evitar hacer enemigos nada más pisar tierra. "Acabo de llegar y ya estoy los estribos, con un chico que siquiera conozco".

Sin mediar más palabra, caminamos hacia una de las puertas del aeropuerto y le sigo hacia donde está el coche que nos va a llevar a la escuela. Me ayudó a meter mis pertenencias en el maletero, las pocas que traía, y me senté en el asiento trasero, el pelinegro se sentó a mi lado, dejando el hueco del medio entre los dos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 10, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La historia de un escualo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora