Capítulo 11.

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Ya era lunes, empezaban los exámenes… Alex debería concentrarse plenamente en ellos, pero había una cosa que había recordado y no hacía más que rondarle en su cabeza.

A la chica que besó hace un par de semanas, Marta, no la había vuelto a ver desde entonces y le extrañó bastante. La curiosidad le picaba, y necesitaba saber dónde se estaba metiendo. Así que dirigiéndose a Jordi, que siempre tenía noticias de todo, le preguntó:

—Oye Jordi, ¿Dónde está Marta? Hace mucho que no la veo.

—Pues ahora que lo dices no lo sé —respondió—. Vamos a preguntarles a los otros, ven.

Ellos dos estaban saliendo de clase todavía y los demás ya debían estar en el recreo. En ese momento se encontraron con un par de profesores a quienes tuvieron que saludar y seguido se fueron al patio. Una vez fuera pusieron rumbo a donde se solían sentar. Como no, allí estaban todos.

—Hola chicos, ¿Alguien sabe algo de Marta? —preguntó Jordi elevando la voz para que todos le oyeran.

—Es verdad, hace una semana que no la veo —respondió Maitane.

Todos empezaron a hablar de ello y nadie sabía por qué no estaba allí, era algo muy raro ya que ni sus mejores amigos lo sabían.

—Me estoy empezando a preocupar —le susurró Jordi a Alex al oído—. ¿Y si vamos a preguntarle al director?

En cuanto compartieron la idea con los demás nadie puso ninguna pega, se levantaron y fueron todos al despacho del director. Una vez en la puerta Alex tocó. No había nadie… Por suerte su profesora de física y química pasaba por allí y se lo preguntaron a ella.

—¿Sabes dónde está Marta? —le preguntó Álvaro mientras la paraba por el pasillo—. Hace una semana que no la vemos.

—Creo que se han mudado ella y el resto de la familia a Alemania, ya que tienen familia allí y sus padres consiguieron trabajo —les respondió la profesora—, ¿No se despidió de vosotros verdad?

—Pues no… —dijo Alex con un leve tono de indignación.

—No la juzguéis, seguramente si lo hubiera hecho no habría querido irse. A veces es mejor no despedirse, porque duele menos, y todos seriais muy importantes para ella —respondió la profesora, que al haber sido su tutora hace unos años les conocía bien—, esta tarde os daré algún número de teléfono por si queréis comunicaros con ella.

—Muchísimas gracias —soltaron todos sonrientes.

Cuando salían de nuevo al patio, sonó el timbre y tuvieron que regresar a clase, aún les esperaba algún que otro examen aquella mañana.

Algo lejos de allí, el domingo pasado…

—¿Por qué no llega? —se notaba claramente que Sara se estaba poniendo muy nerviosa, quizá demasiado.

—Esperemos un poco más, se estará retrasando —respondió Bruno inquieto, ya que sabía perfectamente que Alex nunca llegaba tarde.

Estaban Bruno, David y Sara casi en la puerta de salida del orfanato de los chicos y Sara se estaba arriesgando demasiado a ser vista. Llevaban unas dos horas allí pero Alex no aparecía, para ser él ya llegaba con muchísimo retraso.

Sara empezaba a pensar que Alex no quería verla, que solo había sido una más. Ni siquiera había intentado ponerse en contacto con ella, y necesitó expresar su tristeza en voz alta.

—Alex no quiere verme… Lo sé —Sara estaba con lágrimas en los ojos.

—¡No es verdad! —exclamó Bruno—. Alex quiere verte antes que a nadie, no lo dudes ni por un segundo. Estoy seguro de que vendrá, y si no lo hace seguro que tiene una buena razón.

Sueña conmigo, por favor.Where stories live. Discover now