Etílico.

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Malos hábitos.

Todos tenemos malos hábitos, nadie puede negarlo ni mintiendo. 

Autodestruirse es uno muy común en estás épocas, dime, ¿Qué prefieres? ¿Acabar con la habitación o acabar contigo?¿Arañar el sofá hasta el punto de desgarrarlo o arañar tus brazos hasta desgarrar la piel y provocar que se abra la carne y brote la sangre?

Aunque claramente hay personas que solo son explosivas con su medio ambiente, sin importar las personas que estén presentes o el valor sentimental que sienta, total, si existe ta sentimiento después se arrepentirá de alguna u otra manera.

El grupo de personas al que pertenezco - espero exista- comenzamos a practicar dañarnos con lo primero que encontremos - aunque prácticamente ya estamos dañados-, justo al momento que nuestra frustración llega hasta el tope.

Somos muy sensibles e insensibles, degustando dulces, aunque disfrutemos de café sin azúcar. Nos fascina tomar el veneno antes del antídoto.

La moral desaparece por estragos y accidentes, pero no lo demostramos. 

Somos muy amables, y las personas abusan de eso, hay que saberlo. Creen que nos manipulan, pero sin embargo, ¿Cuántas veces no han intentado que caigas en la trampa? Reconoces cómo son, e incluso haces lo posible porque no haya choques innecesarios. 

Es en ese momento, en que haces cortes profundos para acabar rápido, u otras veces haces muchos cortes, delgados pero finos. Pero son bastantes. Tantos que aún al cicatrizar son difíciles de ocultar, tanto que tienes que maquillar la zona afectada. 

Gracias al dolor físico dejas de pensar en el mental, -por unos momentos- según mi postura. 

Sé que lo que hago está mal, pero es más relajante. 

Es tóxico en sí, provocando dolor en tí, con tal de no tener otros pensamientos.

Lo comparto aquí, porque; no quiero que me tomen con loquera, además, no hay quién me apoye. Lo mejor, nadie me ha de conocer.

Febrero del 2020.