La Habana

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Rumbo a La Habana, la radio comenzó a captar señales: eran llamados de auxilio.

- ¡Ayuda! Estamos atrincherados en la comisaría, esperaremos que los caníbales se dispersen y seguiremos rumbo a mi casa. Nos encontramos en el barrio La Habana. Repito. Barrio La Habana. Necesitamos ayuda.

Luego de unos minutos, recibimos otra señal en la misma frecuencia.

- Estamos bien. Pudimos llegar hasta nuestra casa, y colocamos barricadas para que los caníbales no puedan entrar al barrio. En caso de que llegue ayuda, la quitaremos. Repito. Estamos en el barrio La Habana. Necesitamos ayuda. No tenemos armas.

Apenas captamos este llamado, Rook tomó el comunicador.

- Probando, 1, 2. Habla Rook de la división 98 del comando especial MORE. ¿Nos oyen? No se muevan de donde están y manténganse encerrados. Llegaremos en aproximadamente 15 minutos. Despejaremos la entrada antes de quitar la barricada para entrar al barrio. Estén al tanto.

Luego de viajar durante un rato más, finalmente llegamos a la entrada del barrio. Había un par de infectados deambulando, y los ejecutamos con armas silenciadas. Hicimos un reconocimiento de los alrededores hasta confirmar que estaba todo despejado.

Avisando por radio, los supervivientes nos ayudaron a quitar la barricada y nos permitieron el paso. Una vez que la colocamos de nuevo, pudimos presentarnos entre ambos grupos: quienes se habían comunicado con nosotros eran un matrimonio cubano, ambos alrededor de sus 40 años de edad. El hombre se llamaba Carlos, y la mujer, Denise.

- ¡Gracias al Señor por haber escuchado nuestras plegarias y haberlos enviado! Pensamos que moriríamos atrincherados aquí. – dijo Denise, abrazando a su marido por la felicidad.

- Pudimos sobrevivir a duras penas sin armas, aunque sabemos que en la comisaría hay una armería. Está todo cerrado con candados, pero no pude romperlos. Tal vez ustedes puedan. – dijo Carlos.

Nos dirigimos con Bear a la comisaría, a unos 50 metros de la entrada del barrio. Logramos abrir la armería, llevándonos lo poco que había a la camioneta. Compartimos nuestras provisiones con el matrimonio cubano, mientras que ellos nos invitaron a que pasemos a su casa.

- Logramos convertir 200 metros del barrio en una zona segura. Luego de que la horda se dispersó y abandonó el barrio, aprovechamos a sellar todas las casas y entradas. Todos los habitantes de este lugar se fueron apenas se enteraron del brote, por lo que solamente quedamos Carlos y yo. – dijo Denise.

- Han hecho un trabajo excelente. Los felicito. – dijo Ser.

Una vez en el hogar del matrimonio, descansamos unos momentos: Rook, siendo la médico del grupo, aprovechó a examinar a la pareja, mientras que Bear se veía pensativo, mientras miraba fijo la televisión. Al prenderla, vio que la señal satelital funcionaba perfectamente, pero ningún noticiero estaba emitiendo nada en vivo. Mayormente eran canales de música.

- ¡Oigan! ¿Tienen computadora? – preguntó Bear de repente muy exaltado.

- Si, está en la sala de estar, pasando el pasillo. – dijo Carlos.

Bear se levantó y fue corriendo. La prendió y comenzó a hacer pequeños gestos como de plegarias, y al terminar de encenderse, comprobó que poseía señal de internet.

- Voy a acceder a nuestra base de datos para buscar puntos de encuentro de MORE. – dijo Bear.

Rook terminó de examinarlos a ambos, y se quitó los guantes.

- Parece ser que presentan los síntomas del virus, pero de una forma pasiva. – dijo Rook.

Todos se precipitaron, pero rápidamente la chica retomó sus palabras.

- El virus solamente es letal en grandes cantidades, pero en pequeñas dosis solamente causa desgaste físico, incluso puede llegar a desaparecer en cuestión de días. Seguramente hayan consumido algo o estado en contacto directo con el virus, pero no es problema. – dijo ella.

Supuse que el virus se transmitía por aire o algo así, pero yo no tenía muchos detalles al respecto. Rook estaba más informada que yo, pero la única forma de contraer una dosis letal del virus es por el contacto con sangre o fluidos infectados.

Entre tanto silencio, Bear comenzó a sonreír.

- ¡Bien! Escuchen. Por algún motivo, todas las bases del mapa han desaparecido, pero conseguí información acerca de una única base de MORE activa que se encuentra en Rosewell. – dijo Bear.

- Debemos volver al aeropuerto, abordar el avión que dejamos preparado y partir hacia allí lo antes posible. – dije.

Sin más preámbulos, tomamos todas las provisiones, y subimos a la camioneta junto al matrimonio cubano. Tomamos la ruta a toda velocidad, y en minutos ya habíamos regresado al aeropuerto.

Rápidamente pusimos todo el cargamento de la camioneta en el avión, y nos subimos todos. Habíamos podido reponer parte de la gasolina del avión y teníamos más de medio tanque lleno.

Ser, sin miedo alguno, fue a la cabina del piloto y se dispuso a manejar el avión, ya que estaba capacitado para ello. Minutos después, ya estábamos en el aire rumbo a Rosewell.

UNDEADWhere stories live. Discover now