Estaba muy nerviosa el primer día, pues no estaba acostumbrada a uno salir de mi casa, y nunca hablaba con nadie, que no sea mi nana.
Era muy tímida, muy callada, todo me daba miedo, era muy sentimental.
Siempre me la pasaba en una esquina del salón mientras todos estaban afuera, jugando, relacionándose unos con otros, yo solo me quedaba mirando.
Todos los días era lo mismo, mi nana me llevaba a la escuela, mi maestra comenzaba la clase, luego sonaban el timbre para salir al recreo, mientras yo, bueno yo iba a la esquina apartada de los demás.
Pero un día, fue diferente, un chavó era casi de mi edad, se acercó a mí y me hablo.
-Hola.
-lo miro rara-Hola.
-¿Cómo te llamas?, yo soy matt.
-Ah, hola soy Guadalupe-sonrió.
-¿Quieres jugar?, anda no estés ahí sola, ven y juga con nosotros, te divertirás mucho-sonríe.
Era muy chamaca, pero el me dio una seguridad, tan solo con hablarme, y eso era algo extraño, pues no estaba acostumbrada a hablarle a nadie.
-Está bien-sonrió de nuevo.
Pase el recreo con él, neta me divertí mucho, como el dijo que seria.
Ya era hora de irnos a casa, y me fui caminando pues la escuela no quedaba lejos de mi casa, al llegar, esta hay mi nana sonriendo como siempre, era muy especial para mi, era como mi segunda mama.
Cuando pase la puerta, me recibió con uno de sus abrazos de osa, que ciertamente amaba demasiado.
Luego de eso, le comencé a relatar sobre todo lo que había ocurrido en la escuela, le dije que ya tenía un amigo, (en realidad el único que tenía), mi nana se emocionó mucho, hasta casi llora, bueno, en realidad estoy exagerando un poco, pero neta si se emocionó mucho.
Termine de hablar con mi nana y me dirigí a mi cuarto a jugar.
