Capítulo 40.

52.4K 3.9K 389
                                    

Narra Lenna

Su mirada estaba más oscura que nunca, tan oscura que podía jurar que estaba multiplicando su maldad. Cerró la puerta con fuerzas, lo que provocó un fuerte estruendo que me asustó. Mis ojos se abrieron grandes, exaltados. Lo miré casi suplicando que se calmara, pero no lo hizo.

— ¿Con quién mierda hablabas? ¿De dónde mierda has sacado ese maldito aparato?— cuestionó agarrando el móvil y estampándolo contra el piso. De inmediato supe que se trataba del Victor lleno de ira, aquel tipo que la última vez casi logró matarme a golpes en mi propia casa. — ¿Te lo presto la perra esa que te trae la comida, verdad?

Yo negué. No iba a mandarla enfrente, arriesgando a su familia. Quizás tenía hermanos pequeños y yo sabía muy bien que Victor era capaz de cualquier cosa.

—Se lo robe— susurré.

— ¿SE LO QUÉ?— gritó con rabia.

—Se lo robe— respondí siendo más clara, mientras lo observaba sentada en la cama.

Lo demás sucedió en un parpadeo. Me tomó con fuerzas del cabello haciéndome chillar.

— ¿QUÉ TE DIJE SOBRE INTENTAR ESCAPAR? ¿¡QUE TE DIJE!?

—Ya lo sé, ya lo sé, lo siento, lo siento, suéltame por favor, no me lastimes, por favor— tiró mi cabeza hacia atrás y me proporcionó una pesada bofetada, que de seguro marcó mi rostro. Me ardió al instante.

— ¡ESO NO FUE LO QUE TE DIJE! Maldita perra— musitó. —No te dejaré pasar esta, porque te portas mal y eso me saca de quicio ¿no lo  ves? ¿NO LO VES?— traté de asentir, pero sus manos aun tirando de mis cabellos me lo impedían. De pronto me soltó, pero no se dispuso a dejarme en paz. Fue más allá.

Enganchó sus manos en el cuello de mi remera y rasgo la prenda de par en par hacia abajo, para luego quitármela por completo. De la cintura para arriba solo me cubría el sostén, y rogué que lo dejará ahí.

Volvió a golpearme en la cara. Me aferré a mis rodillas haciéndome bolita, tratando de protegerme a mí misma lo más que pudiera. En ese momento era puro llanto y temblor. Sam estaba en camino, pero quizás no llegaría a tiempo.

—Tendrás de una vez por todas lo que te mereces, así aprenderás a portarte bien— tuve el atrevimiento de observarlo y comprobé que estaba quitándose el cinturón. Dudé. Dudé demasiado en lo que haría. Pero entonces me giró a su antojo y la parte de la hebilla del cinto golpeó fuertemente mi espalda. Grité, pero claro, no le importó un comino.

El dolor fue agudo, penetrante e intenso al principio. Luego perdí la cuenta de cuantos golpes recibí. Apenas lograba sentir algo. Mi cuerpo simplemente se dejaba caer hacia a un costado, rendido en su totalidad. Cerré los ojos, desbordando de lágrimas y dejé de moverme. Victor parecía calmarse poco a poco y cuando se descargó lo suficiente conmigo, se marchó dejándome agonizando sobre el colchón.  

No podía ver mi espalda, pero si percibía las heridas abiertas. De seguro me había provocado más que dos o tres, porque siendo sincera y sin exagerar, el dolor se sentía en cada molécula de mi espalda, como si alguien no dejara de clavarme miles de dagas en ella. Traté de respirar hondo para tranquilizarme a mí misma, luego luché por unos segundos contra las cadenas como si de repente fueran a soltarse con facilidad. Y tal cual había sido desde un principio, perdí la batalla. Así que simplemente dejé de moverme. Me quedé intacta, paralizada, esperando un milagro. La única parte de mi cuerpo que parecía tener vida, eran mis ojos que no dejaban de verter lágrimas, una tras otra.

Narra Sam

Estaba a escasos pasos de encontrar a Lenna, lo intuía, sabía que estaba próximo a ocurrir. Había llegado a lo que parecía ser el lugar correcto según los datos que ella me había proporcionado. No fue difícil, porque la información era certera. Pero mis nervios y mi desesperación por tenerla otra vez conmigo lo hacían todo más difícil. Quería verla, abrazarla, hacerle sentir que todo estaría bien. Sin embargo, me atormentaba la idea de tener que decirle que su hermano estaba mal herido y muy grave. A nadie le gusta dar malas noticias, a diferencia de algunos que son buenos haciéndolo. No como yo, que era un desastre en esas cosas. Lo único que pensaba en decirlo de alguna forma que no doliera tanto. Aunque era obvio que iba a destruirla de cualquier manera. Como sea, lo principal era encontrarla y sacarla de donde sea que estuviera, de alejarla de Victor y encargarme de que no volviera a suceder lo mismo.

My wonderwall.Where stories live. Discover now