El Cruce de Miradas - 9

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-Pues lo dicho. Me gustaría no volver a perder el contacto -dice Oliver, tras unos minutos de espera, en los que Javier carga el modo online del videojuego.
-Podemos charlar un poco por aquí, no hay problema.
-¿Sólo por aquí? Qué pena...
-¿Qué más quieres? Si además, nos conocemos sólo de un día.
-Más que suficiente para echarte de menos. Me quedé con ganas de más.
-...
-Lo sé. Perdona. Sé que no tenía que haber dicho eso.
-No pasa nada -dice Javier, tirando el teléfono a un lado y volviendo a centrar su atención en el televisor. A lo lejos se oye a su novia dormir. Le gustaría seguir jugando, pero el sonido de mensaje entrante en su móvil le hace pausar el juego.
-No sé... ¿No me cuentas nada más?
-Pues tío, poco más. La verdad es que mi vida se ha centrado, prácticamente, en independizarme y vivir con mi novia.
-Me alegro mucho. Un chico tan majo y guapo como tú se merece algo así.
Javier no puede evitar sentirse bien por lo que acaba de oír. No es la primera vez que le pasa,  sonrier para si mismo cuando un chico dice algo bueno sobre él... Pero no. Él no es asi, o es lo que se fuerza a creer. ¿Acaso va a ser menos hombre o menos heterosexual por ceder a los piropos de un chico?
A veces piensa que sí, otras que no.
-Gracias. Igualmente -dice, sin pensar mucho en lo que acababa de escribir, pero al verlo en su pantalla se da cuenta de su error.
-¿Igualmente? ¿Qué quieres decir con eso?
-Pues eso -responde secamente, pero Oliver no se da por vencido.
-¿Seguro? Pensaba que me estabas diciendo algo bonito a mi -dice, añadiendo una carita amarilla guiñando el ojo.
-Bueno, a ver. Eres un tío majo, y sí, eres guapo, todo hay que decirlo.
-¿Ves? Si no pasa nada.
-¿A qué te refieres?
-Pues que deberías soltarte un poco más. No va a pasarte nada porque tontees un poco con un hombre.
-¿Que no pasaría? Para empezar, tengo novia, no sé si lo recuerdas...
-Eso quiere decir que sí que te gustaría tontear conmigo, ¿verdad?
-Yo no he dicho eso.
-Si vuelves a leer lo que has escrito, verás cómo se entiende eso.
-Bah, paso. Voy a seguir jugando.
-Venga, no te enfades.
-Que no me enfado, pero tengo la consola en el modo online aquí parada, y en breve nos tocará empezar a hacer la cena.
-Cómo sois algunos chicos, todo el día con los videojuegos.
-¿Verdad que sí? Ya hablamos, ¿ok?
-¿Luego, por la noche?
-Mejor otro día.
-De acuerdo, un beso.
-Venga, chao.
Javier deja el teléfono a un lado, pero no puede quitarse de la cabeza la conversación que acaba de tener. De hecho, prueba durante unos insulsos diez minutos a jugar a la consola, pero su mente está todavía con él, en las teclas de la pantalla, en esa carita sonriente guiñando un ojo, en los recuerdos de aquel día de hace unos meses, en la palma de la mano de Oliver rozando su muslo...
Poco a poco se excita, y vuelve a coger el teléfono móvil. Duda si seguir hablando con él, pero sabe muy bien que si lo hiciera, la conversación iría por unos derroteros más oscuros que prefiere no volver a pisar. Mira una y otra vez la conversación, y finalmente deja el teléfono a un lado.

Al cabo de una hora Laura se despierta. Cuando lo hace, Javier sale del baño. Ella no lo sabe, pero se acaba de aliviar sexualmente viendo una página de videos porno. No es algo que se oculten entre si. De hecho, Laura podría decir perfectamente las páginas y tipo de material que busca su novio para excitarse... lo que ella no sabe es que, si bien Javier había empezado a masturbarse viendo videos amateur de sexo al aire libre (algo que le ponía mucho), había terminado cerrando los ojos y dejando volar su imaginación, en la que ahí, muy escondido en su subconsciente, aparecía Oliver.
Ahora, que ya se siente más relajado, Javier se siente avergonzado por lo que acaba de hacer, pero, ¿cómo decírselo a ella?
-¿Cómo estás? -preguta Laura, acercándose y dándole un beso.
-Bien -responde Javier con sequedad.
-¿Pasa algo? -ella extá extrañada, y Javier se da cuenta de que su tono de voz le ha delatado, a medias.
-Nada, una tontería. Es que llevo todo el rato que llevas dormida intentando hacer algo en el modo online, y no he conseguido subir ni un nivel -dice él, mintiendo. No quería volver a hacerlo, pero la mentira surge en él de forma inconsciente.
-Ya ves qué problema. Tú tranquilo que lo lograrás -dice ella, riéndose y dándole un abrazo-. ¿Qué te apetece de cenar?
-La verdad que no lo sé. ¿Qué te apetece a ti?
-¿Pizza?
-¿Por la noche? -dice él, fingiendo estar horrorizado. Lo cierto es que últimamente ella prefiere cenar pizza congelada. Era algo rápida y fácil de hacer, pero Javier no lo veía del todo sano-. ¿Y una ensalada?
-¿Sólo eso?
-Pues las dos cosas, ¿vale?
-¡Perfecto! -dice ella, dándole un beso y saltando al sofá rápidamente-. Cuando esté preparado me avisas, ¿vale?
-Así que me toca cocinar a mi, ¿cierto? -dice él, sonriendo.
-Javi, es que ahora empieza el concurso de la tele -responde, apagando la consola y cambiando el canal.
-Vaaaale.
Javier sonríe. Es muy afortunado por tener la relación que tiene, y por nada del mundo le gustaría que un tonteo con nadie pudiese fastidiarla, y mucho menos un hombre. ¿Cómo se sentiría ella si se llegase a enterar?
Sin dar muchas vueltas a la cabeza, enciende el horno, saca la pizza y saca todo lo necesario para preparar una ensalada: lechuga, tomates, atún y maíz... todo un trabajo digno del mejor restaurante de Madrid.

Cuando ya quedan dos minutos para que la pizza se termine de hacer, el teléfono de Javier, que está en la mesita del café, emite un sonido.
-¡Mensaje! -grita ella, cogiéndolo. Javier se pone nervioso y no sabe qué hacer-. ¿Quieres que lo lea?
-¡No hace falta! -dice él, asustado, sin saber disimular. Ella se queda sorprendida, sin entender muy bien aquel nerviosismo por su parte. Ya había desbloqueado la pantalla. Rápidamente mira la pantalla del móvil.
-¿Y tanto grito por ésto? -dice ella, dándole el teléfono-. Es tu cliente, Oliver, que dice que se aburre.
-¿Cómo? -dice él, cogiéndolo y mirando la pantalla. "Me aburro", era lo que decía el mensaje de Oliver.
-¿Quién pensabas que era? -dice ella, volviéndose a tumbar en el sofá.
-No sé... pues ésto mismo, alguien del trabajo -responde él, tecleando en la pantalla rápidamente. "Ya hablamos mañana. Me voy a cenar".
-A ver qué quiere... ¿Que tal va la pizza?
-Ya está hecha. Y a este chico le he dicho que lo que sea, que me lo comente mañana.
"Ok", responde Oliver. Javier se guarda el teléfono en el bolsillo y se marcha a preparar la mesa para cenar.

Aquella noche duermen plácidamente tras una sesión de sexo ya entrada la madrugada. Aún así, poco antes de cerrar los ojos, Javier alcanza su teléfono móvil y abre la bandeja de entrada. Ahí están los mensajes de Oliver.
Sabía que estaba jugando con fuego, y algo en su interior quería seguir haciéndolo... Pero no. Tenía que mantenerse fuerte ante toda tentación.

Al día siguiente todo transcurre con normalidad. Trabajo, comida, merienda, cena, amor, mimos de pareja... todo corriente y sin interrupciones por parte de Oliver a través del teléfono móvil... hasta la madrugada.
Está tumbados en la cama y Laura duerme plácidamente. Ella, al contrario que Javier, siempre ha podido coger el sueño con facilidad, mientras que él es un ave nocturna.
Suena el teléfono en mitad de la noche y Javier lo coge. Es un mensaje. Antes dde abrirlo la intuición le dice su remitente.
-¿Hola? ¿Estás ahí? -pregunta Oliver.
-Sí, aquí estoy, en la cama.
-Igual que yo. ¿No puedes dormir?
-Eso intento -dice Javier-. ¿Y tu?
-También lo intento, pero nada, que no lo consigo.
-Ponte a ver la tele.
-Antes que ver la tele, mejor veo un poco de porno.
-¿Y bien? -pregunta Javier. El juego con fuego vuelve a comenzar.
-Ya lo he hecho, pero nada, no ha servido. Siempre veo el mismo tipo de videos. ¿Algún consejo?
-Dudo que los que a mi me gusten te puedan gustar a ti.
-Jeje, sí, yo también lo dudo -responde Oliver. La conversación se para hasta pasado medio minuto-. ¿Y al revés?

[Continuará...]

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2014 ⏰

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