Capítulo 23

7K 1.2K 231
                                    

Josh lo intenta de nuevo al ver que ha fallado, pero el arma sale disparada de su mano y esta comienza a mancharse de sangre rápidamente. Grita de dolor mientras la sujeta con la otra y yo miro a todos lados buscando al responsable de eso, hasta que descubro a Archer apuntándole todavía mientras se acerca, con el resto, hacia nosotros. En cuanto veo a Loman, me lanzo a sus brazos, aliviada, y me siento reconfortada al momento. Sin embargo, ahora que todo ha terminado por fin, también siento la imperiosa necesidad de llorar. Soy feliz y estoy agradecida por haber podido sobrevivir a esto, pero he llegado a mi límite y me temo que voy a necesitar tiempo para asimilarlo.

-Ya está, mi amor -susurra Loman en mi oído y me acerco más a él-. Todo ha terminado ya. Estás a salvo.

-Serás estúpido -la voz de Harper nos hace prestarle atención. Está arrodillada junto a Cornell, mientras sostiene su cabeza, y aunque se supone que está censurando su actuación, hay cierto tono dulce en su voz que no me pasa desapercibido- ¿Se puede saber por qué te has metido delante? ¿Acaso crees que no puedo encajar un disparo en el chaleco? 

-Apuntaba a tu cabeza -le dice él, mientras intenta recuperar el aliento. Jamás he pasado por eso, pero tengo entendido que el impacto duele casi tanto como el disparo en sí.

-Somos prácticamente igual de altos, Cornell -le recrimina. Doc ya está a su lado, comprobando que solo tendrá un moratón en el pecho durante unos días-. Si hubiese tenido buena puntería, ahora mismo estarías muerto.

-Deja en paz al pobre muchacho, Harper -Fisher sale en su defensa desde la distancia. Se está encargando de inmovilizar a Josh y creo que está haciendo un poco más de fuerza de la necesaria, pero no seré yo quien le diga nada al respecto-. Eso ha sido un acto de amor puro y desinteresado, deberías agradecérselo en lugar de echárselo en cara.

Harper bufa, pero no se mueve hasta que Doc autoriza a Cornell a levantarse y es ella quien le ayuda. Mi mirada se cruza con la de Chris, que también está rodeada por los protectores brazos de Archer, y la veo sonreír con picardía después de mirar hacia ellos. Algo me dice que no soy la única que cree que entre esos dos pasa algo.

-Es como cuando mi querido Angel recibió aquel balazo por mí hace cuatro años -continúa hablando Fisher-. Todavía me emociono al pensar en ello.

-Y yo todavía me sigo arrepintiendo de haberlo hecho -dice el aludido, que rápidamente cambia de tema-. Atemos a todos estos y llevémoslos con el resto. Llamaremos a la policía para darles el soplo en cuanto nos hayamos alejado lo suficiente de este lugar. Con todo lo que tienen aquí montado, les caerán unos cuantos años a la sombra.

Los observo moverse con una coordinación milimétrica, preparándolo todo para regresar a la otra nave, y casi no me puedo creer que estén aquí y que nos hayan rescatado ya. Tal vez hubiese preferido no pasar por esta experiencia, pero al menos ahora sé cómo trabajan y el afán que ponen en protegerse los unos a los otros y me ayudará a sentirme más tranquila cuando se tengan que ir del país. No es que vaya a ser totalmente confiada en cuanto a que no les pase nada, porque siempre hay riesgos, sino que se lo digan a Cornell ahora mismo, pero sé que no sufriré tanto como si ignorase lo buenos que son.

Doc se ha ocupado también de controlar la hemorragia de Josh. Archer le ha arrancado un par de dedos con la bala y no creo que pueda volver a usar un arma con esa mano. De hecho, dudo que pueda hacer demasiadas cosas con ella a partir de ahora. 

-En marcha -informa Simmons al terminar-. Tenemos...

Un ruido ensordecedor impide que termine la frase y antes de que nos demos cuenta, varios coches entran en la nave abandonada. Han derribado una de las paredes de placa metálica y ahora tratan de acorralarnos, mientras las balas no dejan de cruzar el aire en nuestra dirección. Loman me protege con su cuerpo, porque yo no tengo chaleco, y me arrastra hacia una zona segura, detrás del viejo mobiliario que han dejado olvidado aquí. Chris no tarda en estar junto a mí, mientras varios de los nuestros nos cubren a ambas. El sonido de los disparos se me meten tan adentro, que necesito tapar los oídos para no quedarme sorda. En cuestión de segundos, esto se ha vuelto un infierno y yo solo puedo pensar en que estos deben ser los hombres a los que Josh llamó por teléfono y lamentar no haberlo recordado antes para prevenir a los demás.

Zandra (Saga SEAL 4)Where stories live. Discover now