A veces, las personas tienen un triste pasado, y para aguantar, se vuelven mas rudos.
La historia comienza cuando tenía 8 años. Mis padres me llevaban todos los domingos a un parque a las afueras de la ciudad, y uno de esos domingos cambió mi vida.
Jugaba a la pelota y, sin darme cuenta, la tiré muy lejos. Fuí corriendo a buscarla, y entonces, me torcí un tobillo, y cuando me dí cuenta me había perdido.
Lloraba, y no sabía que hacer, era obvio ¿que debería hacer una niña de 8 años en esa situación? Me quedé quieta, ya que el pie me dolía mucho. Mientras sollozaba escuché un ruido.
-¿Qu..quién anda ahí?-dije muy asustada, sabía que había alguien, pero lo que no sabía era si era bueno o malo.
-No te preocupes, voy a ayudarte- La voz era de un chico, más o menos de mi edad. Aun así, seguía asustada.
No me moví de ahí y entre los arboles salió un chico, despeinado y con una enorme sonrisa en su rostro.
-Bien, te encontré. Por lo que veo.. ¿te has perdido? -se agacha enfrente de mi.
Lo único que supe hacer fue asentir y sollozar.
-¿Como te llamas? -el chico sonrío.
-RaeSoo -dije limpiándome las lágrimas.
Seguí asustada, a pesar de saber que el que había echo ese ruido era solo un niño. De repente, salió otro niño, igual al que esta enfrente de mí. Me quedé mirandolos a ambos, miraba primero a uno y después al otro, buscando la diferencia.
-Oh, Kwangmin, esta niña se ha perdido.. Debemos ayudarla.
-¿Por qué deberíamos hacer eso? No la conocemos de nada.
El primer chico se levanto y miró a ese Kwangmin que tanto se parecía a él.
-Si que la conozco, se llama RaeSoo. ¿Satisfecho?
Kwangmin solo lo miraba, muy serio. Se dirigió hacía mi y me tendió la mano.
-Vamos, antes de que me arrepienta- No le tendí la mano, me daba miedo, esa expresión tan dura no me gustaba. Miré al otro chico y este sonrío vino a mí y repitió lo mismo que Kwangmin. A él si que le cogí la mano, me trasmitía mayor confianza.
-Por cierto, me llamo Youngmin, y ese de ahí -señala al chico- es Kwangmin, mi hermano gemelo.
Asentí y me ayudó a levantarme, al intentar apoyar el pie perdí en equilibrio, pero Youngmin fue rápido y me agarró.
-¿te has echo daño en el pie? -preguntó preocupado.
Yo simplemente miré al suelo.
-Dejamelo a mi -dijo Kwangmin.
Se agachó enfrente de mi. ¿A caso quería que me subiera a su espalda? Bueno, no tenía más remedio, me dolía mucho el pie. Me subí a su espalda.
-Bien, ahora volvamos -dijo Youngmin sonriendo.
Me llevaron de vuelta al parque y allí estaban mis padres. Ellos vieron lo de mi pie y me querían llevar rápido al médico, asi que, me despedí de los chicos, el único que correspondió mi despedida fue Youngmin.
-¡Nos veremos el próximo domingo! -dijo muy contento, mientras agitaba la mano de un lado a otro despidiéndose.
Ya deseaba que fuera domingo otra vez.