Prólogo

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Los seres humanos nunca han estado solos. Por lo menos no en esencia. 

Cuenta la leyenda, que a principios del mundo que conocemos, los seres humanos fueron creados como entes con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos rostros, los cuales miraban hacia lados opuestos. A pesar de esto, cada par compartía una sola alma, un solo corazón. 

Como castigo por su sublevación y constantes ofensas al Creador, fueron separados en dos seres, partiendo su corazón y alma a la mitad. Fueron obligados a buscar su otra mitad para poder ser y sentirse como entes completos otra vez; para poder alcanzar la verdadera felicidad. 

Afortunadamente, no era una búsqueda improductiva ni a ciegas; por lo menos no completamente. En el momento en el que la persona cumple 15 años, una marca en forma de flor aparece sobre su piel como si fuese un tatuaje, su otra mitad teniendo una igual. 

Aunque aún se desconocían muchos detalles sobre cómo esta parte del ser humano funcionaba a cabalidad, había instituciones que se encargaban de manejar y regular todo lo referente al tema. El ayudar a encontrar las Almas Gemelas siempre había sido una prioridad, por lo que era de esperarse que con cada paso que hacía la humanidad hacia el progreso, hubiese algún tipo de acción e invención desarrollada para hacer el proceso más llevadero. 

El Instituto de Regulación de Marcas se encargaba de reunir y actualizar toda información pertinente sobre cada marcado, disponible o no, en cada ciudad. Esta información empezaba a recopilarse en el momento del nacimiento de cada individuo, ya que incluso las fechas de nacimiento así como el lugar de residencia eran variables importantes a la hora de listar los posibles candidatos vinculados a dicho bebé.  Esta información era de dominio público, y cada persona era libre de verificar los listados de acuerdo a sus parámetros directamente en la página web de la institución. 

No era una ciencia exacta, pero por lo menos les daba un margen y campo de búsqueda más reducido. Había un 75% de probabilidades de que las Almas Gemelas estuviesen en la misma zona, por lo menos en la misma ciudad, por lo que los listados eran de gran ayuda a la hora de empezar a buscar. 

En el momento en el que la marca aparecía, cada individuo tenía la obligación de actualizar su base de datos con el tipo de flor que había recibido. Aunque la marca en sí no era privada y no estaba prohibido mostrarla (muchas de ellas salían en partes del cuerpo que eran difíciles de ocultar en ocasiones), el IRM se reservaba los derechos de sólo mencionar qué tipo de flor cada individuo tenía. 

Había personas cuyas creencias y valores los obligaba a mantener la marca en secreto hasta después de la unión. Algunos preferían que sólo su compañero la viese, considerándola algo demasiado íntimo. Otros, simplemente, no se sentían cómodos teniendo algo tan personal publicado en un sitio de dominio público. De todas formas, la información ofrecida por el IRM era lo suficientemente clara como para que los interesados tuviesen una idea de qué tipo de marca tenían las personas y supiesen por dónde empezar. 

Por otro lado, el Instituto de Investigación Social se encargaba de estudiar el comportamiento de cada individuo y cómo estos evolucionaban desde el momento en el que recibían sus marcas. Gran parte de sus investigaciones estaban basadas en teorías e interrogantes que fueron surgiendo con los años, muchas de las cuales habían sido confirmadas y eran el motor que impulsaba la sociedad en esos momentos. 

Pero así como los seres humanos daban pasos agigantados para dominar este fenómeno, así mismo él evolucionaba, haciendo que para algunas personas el tener una marca y encontrar su Alma Gemela no fuese color de rosa. 

Sólo había una sola Alma Gemela ahí afuera para cada individuo. ¿Pero qué pasaba con esa alma cuando su dueño no la quería? 

SoulmatesWhere stories live. Discover now