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—Ya me voy Nam! –la chica se despidió de su hermano para luego irse.

(...)

—Bien, justo a las tres en punto. –la chica se sentó cerca de la fuente de aquel parque  para esperar a su cita, se sentía ansiosa de saber quién era el chico que enviaba las notas, mientras tanto pensaba en qué tan buena idea había sido vestir como ella suele hacerlo, unos jeans rotos, converse negros, una camiseta negra hasta la cintura y una chaqueta de mezclilla, le pareció mala idea al final, sintió pena al creer que el chico huiría automáticamente al verla vestida de esa manera.

—Hmm, son las tres quince, tal vez sucedió algo. –la chica miró su teléfono un par de minutos más para esperarlo, hasta que se encontró a Min Yoongi, sí, justo frente a ella, el chico traía una pequeña bolsa de regalo en su mano izquierda mientras observaba a la chica.

—Supongo que no me viste, llevo quince minutos aquí y no te das cuenta de mí. –la gran sorpresa que dejó nerviosa a la chica hizo que el pálido riera por dentro.

—T-Tú...

—Sí, soy el chico de las cartas, hay algún problema? –extrañamente el chico no quitaba su rostro lleno de seriedad y sarcasmo, la joven se preguntaba cómo era posible que fuera la misma persona que escribía las cartas.

—Oh, no, claro que no... –la chica sonrió nerviosa y siguió hablando– solo... Me sorprendió un poco... –ese incómodo silencio, de nuevo– b-bueno... Te parece si... Vamos...

—Ah, ten. –el chico estiró su mano entregándole aquella bolsa de regalo a la chica para luego sonreír de oreja a oreja.

—Gracias... Sabes, tienes una bonita sonrisa. –la chica agradeció y luego se acercó más al chico– bien, a dónde quieres ir?

—A dónde quieres ir tú?

—Bueno, no lo sé...

—Te gusta el helado?

—Sí, sin embargo... El día no es muy bueno hoy... A quién engaño, vamos. –la chica tomó la mano del pálido arrastrándolo hacia la heladería más cercana, el joven en sus adentros moría de felicidad, su corazón latía rápidamente y sus mejillas se tornaban de un rosa bastante lindo.

Al llegar al recinto la muchacha ordenó un par de helados y luego ambos se sentaron en una mesa.

—Vienes seguido aquí? –preguntó el pálido.

—No realmente, cuando tengo tiempo lo hago, Namjoon es algo estricto con la puntualidad, y lo respeto, soy así también.

—Ya veo...

—Y tú Min YoonGi?

—Yo, no suelo salir mucho de casa, a menos que sea para ir a la escuela.

—Entiendo, yo tampoco, cuando era niña viajé mucho por mi país natal, pero bueno, uno tiene que crecer no?

—Lo sé... Oye, de verdad tienes 17?

—Ah, me veo vieja acaso? –la chica bromeó sonriente.

—N-No! Claro que no! Quiero decir... Luces joven pero...

—La mente, no?

—B-Bueno... Sinceramente me gusta como te expresas.

—Supongo viste el debate que tuve con alguien más de mi clase, no?

—Sí, ganaste, cierto?

—Claro, el tema eran los derechos humanos, claro que puedo ganar con eso a mi favor.

—Te pareces mucho a Namjoon en ese aspecto.

—Es como si salieran con Namjoon entonces?

—No! O sea, no!

—Bien, bien... Pero lo entiendo, viví con ideales así desde niña, por cosas de la vida tuve que madurar un poco rápido, y, por suerte, me vi rodeada de mucha diversidad, gracias por tener ese ideal de mí, muchos creen que soy rara por eso, o a veces simplemente piensan que soy idiota por creer que algunas cosas están mal.

—Bueno, pues me gustas, no puedo decir más.

—Gracias.

(...)

—Entonces, fue cuando vine a vivir aquí.

—Oh, entiendo...

—Pero, porqué no te quedaste en Daegu?

—Quise seguir mi sueño.

—El de ser productor?

—Sí.

—Qué bien.

(...)

—Me gusta tu ropa.

—Gracias, creí que no te gustaría, sentí un poco de pena al principio, mi guardarropa está lleno de prendas con este estilo.

—No hay problema, me gusta.

—Gracias.

(...)

—Perdón si ya dije muchas veces gracias, me gusta ser agradecida con todo.

—No te preocupes, gracias a ti por aceptar.

—No hay de qué, fue genial.

—Supongo que ya debes entrar, no?

—Eso creo, gracias por hoy, y... Por acompañarme a casa.

—No te preocupes, es lo menos que puedo hacer por la chica que me gusta.

—Bueno... Nos vemos el lunes, adiós! –la chica sonrió para después plantar un beso fugaz en los labios del pálido posteriormente se fue corriendo hasta la entrada de su casa, agitó su mano por ultima vez y entró.

(...)

«Bésame con tu sonrisa»
Atte: Mr. Swag

I Love Your Letters - MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora