Prólogo

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-Eh, chica, chica despierta.

Alguien me está hablando, en la soledad de mi hogar oigo una voz, esa voz me está dando órdenes. Como todos.

-Estoy despierta.- Respondo. No puedo evitarlo si no lo hago me castigarán. Y no es nada bonito ver eso.

-Vamos,- ahora esa voz se materializa, esa voz está moviendo mi hogar- te sacaré de aquí.

-No. Para de mover mi hogar. Vete.- Me estoy enfadando. He tratado de escapar antes y ha sido en vano, la voz no para de aporrear mi hogar. Estoy en posición fetal y tengo la cabeza escondida entre mis piernas. Cuando levanto la mirada veo a un chico, no se quien es. Un médico nuevo. Los peores. Esos te analizan de arriba a abajo, cuando llevas toda tu existencia siendo manipulada por desconocidos te acostumbras, aunque siempre es desagradable. El chico busca mi mirada y parece desesperado.

-¿Tu hogar? ¿Llamas a esto tu hogar? Pero si es una jaula.- Oigo lamento en su voz, también compasión, pero nada de eso sirve para que le mantenga la mirada. Bajo otra vez la mirada, si mantengo la mirada todos muestran simpatía y no es eso lo que deseo. Quiero que muestren su lado perverso.

-Es el único que tengo, así que sí, este es mi hogar.

-Y no vas a moverte…- Esta caviloso, me pregunto qué estará pensando- Esta bien, si es así cómo quieres hacerlo peor para ti.

Esta vez si que levanto la cabeza del todo para mirarle, pero lo que veo es su puño que viene directo hacia mi cara. Auch.

Hija del fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora