La historia de mi vida es la historia de una amiga. La historia de una amiga siempre es tu historia.
Y en la historia de mi vida el amor es como un rayo.
Hace daño la primera vez creando un enorme hoyo en el suelo y dejando marcas muy profundas en...
Lamentablemente siempre preferí que fuera de ese modo. Malos. Hostiles. Llenos de hipocresía. Llenos de mentira.
Pero...
Él no lo parecía.
Él no parecía ser ninguna de esas cosas.
Si volviera a ese día, cuando su mirada se topó con la mía, ¿Qué haría? ¿Qué cambiaría? ¿Qué le diría?
Que voy a dejar de ser un poco callada.
Que voy a empezar a atarme el cabello en una cola alta.
Que voy a empezar a consentir un poco de toda esa algarabía que suelen usar las chicas para obtener la atención de alguien que tanto aman.
Que voy a empezar a sentirme como una extraña solo para ser notada.
Pero, principalmente, que voy a seguir siendo su amiga a pesar de las estupideces que haga.
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La mejor amiga, (la que no es tuya porque eres tú), no es fea. De hecho, es bastante bonita. La gente lo notaría si tan solo desenredara un poco ese cabello de muñequita y volviera más vivas esas pestañas alicaídas. Notarían que sus pecas son bonitas y que sus ojos son del color más hermoso que nunca han visto en la vida. Notarían que, en realidad, tiene tez blanca y cara un poquito redondita.
Esas caras únicas que se vuelven entrañables y tiernas pero que, a la vista de la sociedad, deben resaltar en otros aspectos para sobresalir.
Aun así, Loan posee una linda sonrisa.
De esas que te deslumbran cuando viene corriendo por los pasillos, persiguiendo a uno de los profesores del turno matutino, para entregar el proyecto con el que se ha desvelado semana y media.
Cuando tropieza, y te mira, las cosas simplemente suceden.
Pero la ternura tampoco basta.
De hecho, la ternura también es opacada.
Opacada por ella misma y por esa enjundiosa timidez que es su día a día.
No puede ir y relacionarse con la primera persona que le de los buenos días porque es demasiado tímida. Sin embargo, es afortunada. Afortunada de que, a pesar de eso, no se encuentre sola. Para eso están ellos. El grupo de amigos con el que suele juntarse durante el receso y con quienes bromea durante los minutos en lo un profesor cambia de aula para permitirle a otro repetir el mismo proceso.
No es que sea un tipo de clasicismo, simplemente a veces se habla con todos, y a veces no.
