Casualidad (Parte 1)

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Despierto por el sonido de mi alarma, busco mi teléfono debajo de mi almohada para apagarla, tengo un dolor de cabeza muy fuerte por el alcohol, no encuentro mi celular allí, asumo que se calló mientras dormía así que ruedo hacia el borde de la cama, estiro mi brazo para tomar el celular del suelo, cuando logro tomarlo pierdo el equilibrio cayendo al suelo con la sábana sobre mí.

— ¿Por qué a mí? — Lloriqueo.

Estoy un poco mareada, con dolor de estómago y cabeza.

Apago la alarma finalmente, decido quedarme allí tendida unos minutos más. Escucho a Jen en la cocina, creo que está cocinando el desayuno, mi cabeza está a punto de explotar, pero no es nada que no pueda tolerar, he estado en peores condiciones. Me siento en el borde de la cama para desperezarme, me doy una rápida ducha en la regadera, quizás eso me sea de ayuda, me visto con la primera blusa que encuentro, un sudadero gris holgado y un pantalón azul. Busco mis tenis blancos para ponérmelos, pero no los encuentro por ningún lado, quizás los deje en la sala. Salgo descalza en búsqueda de mis zapatos perdidos, busco en la sala debajo del sofá, no los veo por ninguna parte.

— Jen — Grito tirada en el suelo mientras reviso nuevamente debajo del sofá. — ¿Has visto mis tenis blancos?

Jen sale de la cocina con una espátula en la mano.

— Me sentía mal por dejarte anoche, así que lavé tus sucios zapatos cuando me levanté, sabía que querrías usarlos, sobre todo hoy por esa resaca que llevarás todo el día.

— ¿Cómo los secaste tan rápido?

— Con mi secadora de cabello, me llevó mucho tiempo así que aprecialo.

— Gracias. — La abrazo.

— Por hoy dejaré que vistas como indigente. — Se mofa. — Mañana volverás a ser el cisne en el que te convertí.

— Ya veremos. — Digo caminando de vuelta a mi habitación.

Me pongo un par de calcetas antes de colocarme los tenis, me hago una cola en el cabello para no tener que peinarlo. Recuerdo que no he visto mi celular desde que me levanté, así que lo desconecto del cargador para verlo.

5 mensajes nuevos de Denver y una llamada perdida reciente. Sin siquiera leer los mensajes le devuelvo la llamada, puede que necesite algo.

— ¿Hola?

— Kate, que bien que logro comunicarme contigo. — Dice muy rápido que apenas puedo entender. — He estado intentando contactar a alguien toda la mañana, al parecer todos están dormidos aun o con resaca. Lamento pedir esto, pero ¿Puedes hacerme un favor?

— Si, claro.

— Kane está en el hospital, anoche otro auto lo chocó, no tiene nada grave, pero los bomberos lo trasladaron al hospital. Mis hermanos se fueron a la universidad porque tienen clase a las siete, me preguntaba si puedes venir al hospital y prestarme el auto de Jen para ir por la tarea a mi casa y si pudieses entregarla por los dos te lo agradecería.

— Yo tengo auto, puedo llegar al hospital en quince minutos y me explicas más despacio que es lo que necesitas ¿Sí?

— La habitación de mi hermano es la 215.

— Está bien.

Meto en mi mochila unos lapiceros y un cuaderno, también guardo el cargador de mi teléfono y mis audífonos. Tomo de mi escritorio las llaves de mi auto antes de salir de mi habitación.

— ¿Ya te vas?

— Sí, tengo algo que hacer. — Digo para no entrar en detalles, después de todo estoy apresurada.

Eres mi perdiciónWhere stories live. Discover now