¿POR QUÉ YO?

CAPITULO XIX

Camine a paso fuerte hacia el salón de clases que me correspondía… no sabía cuál de todas era. Pero eso ahora no me importaba… espero que la clase me quite de la mente la espada que tengo enterrada  en el pecho por culpa de Liam, es una herida profunda pero soportable… al entrar me acorde al instante que me tocaba la materia que más me gustaba en toda mi carrera “arte abstracto” esas horas eran las únicas que valían la pena para mí´, las demás no tanto… me acomode rápido en mi asiento y espere impaciente a que el profesor diera inicio, debía de admitir que además de la materia, el profesor "Mason" era otro de los motivos por los cuales me gustaba tanto estas tres horas de clases, sonaba estúpido de mi parte decir eso, ya que es una persona que era muy mayor para mí, pero es que era inevitable fantasear con aquel bombazo de hombre que tenía en frente, a veces lo veía a él para inspirarme en mi arte y debo admitir que esos dibujos me quedaban fantásticos… aunque el sentimiento que tengo por Liam es muy diferente en comparación, es más fuerte y genuino… este más bien parece un capricho hormonal y atracción física… sin embargo lo que siento cada vez que mis ojos logran impactar con la figura de Liam es más profundo, como si me estuvieran apretando por dentro, como si me estuviera arrollando un tren a toda velocidad, como si mi mundo interno estuviera siendo arrancado de su lugar porque está siendo azotado por un fuerte huracán… si comparo, las emociones que me produce el profesor, quedan en vergüenza delante de las que tengo por Liam…

- Señorita Alice, preste atención – di un salto sin querer provocando que mis compañeros se rieran mientras me disculpaba con el profesor con cara de disculpas… este me miraba curioso y dubitativo – es muy raro en usted distraerse en esta clase ¿acaso se debe a algún problema? – negué con energías, ¿Qué hacia yo pensando esas cosas? mis compañeros se volvieron a reír, fruncí el señor molesta ¿Qué les parecía tan gracioso? ¿Me veo como un payaso o qué? – Bien – pronuncio vacilante mirándome fijamente a los ojos… me daba escalofríos que me observara así, se acercó a mí de manera discreta, y me susurro al oído, provocando un poco de tensión en el ambiente – quiero que te quedes después de clases para hablar de esta distracción ¿Esta claro? – asentí con las mejilla ardiéndome por la vergüenza de la incómoda situación.

La clase transcurrió normal después de eso… aunque no tanto para mí, no podía evitar sentirme nerviosa, tendría que quedarme con el profesor a solas y obviamente se daría cuenta de mi perdida de voz… y me pediría explicaciones, definitivamente le mentiría… no me tacharía de psicópata con alguien más… no señor. La clase dio inicio y yo comencé  a pintar en el lienzo con pulso firme, y las líneas comenzaron a tomar forma… dando lugar a una figura, una figura que deseaba que mostrara mi yo interno… y eso conseguí, mostraba incomprensión, sentimientos represados, pasión, timidez, vergüenza, locura, miedo, temor y tristeza… era el cuadro perfecto de un bosque, pero éste se encontraba en una tarde obscura con árboles desintegrándose desde la raíz… apenas y salen unos leves destellos del escaso sol por la copa de los árboles… en el medio de todo este lúgubre escenario se encuentra una mujer elevada en el aire… mirando el cielo que está siendo tapado por las hojas de la copa de los arboles… su mirada es vacía, no presenta ninguna clase de expresión o emoción, su cuerpo desnudo se encuentra golpeado y maltratado… hay heridas en su cuerpo que sangran, y que cuando caen contaminan el bosque… volviéndose un sedimento seco y negro cuando tiene contacto con alguna cosa… debajo de ella, se expande un agujero negro en donde se encuentra una criatura de piel podrida y gris, tiene una sonrisa ancha, siniestra y burlona, unos ojos completamente rojos y unas uñas largas y puntiagudas capaces de traspasar cualquier cosa… alza su brazo para tratar de alcanzar a la mujer que está en el aire,  sus largas uñas están a un centímetro de alcanzarla… a lo lejos del bosque se encuentra una figura borrosa… esbelta, de apariencia resplandeciente y de hermoso semblante, porta una espada en su mano, y se dirige en dirección a la criatura de muerte.