Ojalá un botón del tiempo. Que puedas pulsarlo y te deje volver a los momentos que quieres para cambiarlos. Para que las otras personas protagonistas de los mismos no te vean. Que no te vean llorar, cometer errores, enfadarte, arrastre o no reaccionar. Que no reciban tus "me gusta", llamadas y mensajes a las tantas de la mañana fruto del alcohol y/o de las mariposas del estomágo. Que no te vean cómo te declaras, cómo te despides, cómo intimas. Cómo te abres; cómo te vas. Que no vean quién y qué es tu excepción y error. Que no sepan de lo que te arrepientes cada día y en qué, quién y cómo piensas.
Que no escuchen tus miedos y tus mayores deseos. Ojalá un botón que consiga borrar eso y darte otra oportunidad para que todo aquello no hubiera pasado.
Pero va a ser que no. Mejor que sea así; siéndolo o no síendolo. Porque estoy convencida de que todo pasa por algo y que precisamente esos momentos han sido decisivos y sobre todo, positivos. Porque han puesto a prueba la relación: o la han reforzado o la han destapado. Aquellas relaciones de verdad, las habrá (re)forzado. Unido más y forzado a que sepáis que no es pasajera y estará allí pase(s) lo que pase(s). A que estaréis.
Y aquellas relaciones que sean vacías las habrá forzado a que se terminen, porque la otra persona protagonista de la relación se irá. Así que aunque ahora te duela, creéme que si se ha ido es porque solo quería estar de pasada, en la superficie, en los buenos y fáciles momentos; y no cuando salen a la luz tus errores y debilidades. Habrá(s) forzado a que aunque ahora no lo veas, seas más feliz en un futuro más cercano del que crees. Así que no te lamentes. Era lo que tenía que pasar. Y es más, gracias a ello, lo mejor que podía pasar. Y que de hecho, ya ha pasado. Porque el que no te quería como tú sí se ha ido. Y te habrás (re)forzado: Forzado a ser fuerte.
Así que si quieres pulsar algún botón, ve a tocarle el timbre a esa persona en la que estás pensando. A esa con la que crees que te has acercado demasiado y puede saber cómo eres y qué sientes en verdad. Con la que crees que has cometido el error de cometer un error.
