"Herman" - Parte 1

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Hace unos años nos mudamos de concordia a Rosario con mi mama, ella estaba tirando las últimas materias de abogacía y yo iba al último año de secundaria, es primera generación de estudiantes universitarios de la familia, y cuando escucho a la gobernadora Vidal decir que "los pobres no pueden ir a la facultad", me acuerdo de mi vieja. Y que impotencia hermano. En fin, mi vieja termino la carrera y consiguió un buen laburo como contable de una empresa en la que hacia pasantías, ahora ya está en planta permanente y se podría decir que estamos medianamente bien.

Vivimos en este departamento hace dos meses, que lindo fue dejar esa pensión. Es un buen lugar, estamos a salvo y Concordia quedo atrás, parece q fue una vida atrás. A veces extraño, mi barrio, la cancha y mis amigos. Pero bueno, lo único seguro es que las cosas cambian. Yo soy Herman, y supongo que este es un buen lugar para empezar con mi historia.

Su madre llama a la puerta –Herman ya está la comida-.

Herman se despabila y va abrir la persiana de su habitación, el sol le pega en la cara, es de esos días en los que la vista de los edificios lo descoloca, le parecen manchas o una fotografía que vio en alguna revista, supongo que todos tenemos esos días en los que lo cotidiano nos resulta ajeno, como si de alguna forma el mundo nos escupió en ese lugar, frente a esa ventana, siente esa inexplicable extrañeza, nada parece del todo real.

De espaldas a la ventana tiene una computadora, la enciende y se va a desayunar con la madre, es casi el único momento en el que coinciden, entre el trabajo de ella y las salidas de él se ven a esa hora y algunas noches cuando ninguno de los dos tiene planes, aunque rara vez ocurre.

Sale de su habitación y su mamá lo estaba esperando sentada con el celular en la mano, una agenda en la otra, y un equipo de mate, con galletitas sobre la mesa, ya vestida para ir a trabajar con un elegante traje azul. A veces ella también le resulta una desconocida, pero solo por segundos, vivieron demasiadas cosas juntos como para permitirse desconocerla.

Se sienta en la mesa y la madre con una sonrisa le pasa un mate, mientras contesta un mensaje, deja el celular y pregunta -¿Tenés planes para hoy?-
–Creo que voy a ir a patinar un rato por los parques, está bastante lindo el día, voy a aprovechar para practicar un rato- Contesta mientras revuelve en el paquete de galletitas buscando las rellenas de vainilla.
-Genial, yo hoy almuerzo con unas amigas del laburo, asique si queres la casa es para vos hasta las cuatro- dice con tono cómplice, guiñándole un ojo.
Herman se ríe, los dos saben que se va a pasar la tarde yendo y viniendo con los rollers por el parque España.
- ¿y ustedes a donde van?- pregunta, para sacar tema de conversación.
- Vamos a un restaurant por La Florida tengo entendido.- contesta su madre.
- Ahh genial. Bueno Yo voy probar los rollers que estuve armando- Toma un último mate y se levanta de la mesa. Camina por el pasillo y se encierra en su cuarto.

Sobre el escritorio estaba una Netbook, del "conectar igualdad" que el gobierno anterior le dio cuando empezó en la escuela secundaria a cambio de que el llegara a tener el titulo de la escuela técnica a la que iba en ese momento, halla por Concordia, era de las primeras Netbook que se daban, fue su única computadora en la vida, siempre uso esa computadora, para estudiar, jugar, masturbarse, para todo prácticamente. La enciende, y se pone a trabajar con los rollers que tenia al lado, sobre el escritorio. Como estudiante de la técnica, se daba bastante maña con las herramientas, el resto lo aprendió investigando en internet.

Parecían botas normales, excepto por el par de ruedas que tenia, una a la altura del talón alto, la otra por encima de los cordones, Herman le había ensamblado unas ruedas retractiles, tocaba un botón del anillo, pulgar y las ruedas se movían rápidamente hasta transformar las botas en rollers. Había empezado a desarrollar el sistema desde que aprendió a andar, más o menos al mes de haberse establecido en Rosario.
-Por fin están listos- exclama. Puede parecer algo pequeño, estúpido tal vez, "un chico solitario que adapto ruedas a unas botas". Es más que eso, es...
-poder llegar y salir rodando cuando quiera-. Piensa Herman.

Se calza las botas, en su cuarto, presiona el botón del anillo y antes de que las ruedas lleguen a su posición se desparrama por el suelo. Ya sentado en la silla lo vuelve a intentar, presiona el botón y las ruedas se mueven rápidamente a su posición, se levanta y comienza a andar por la casa. Hace años no sentía tanta libertad, estaba ansioso por probarlos en la calle. Va hasta la habitación de su madre para mostrarle su invención terminada, ella ya se había ido. Ni siquiera escucho si lo saludo o no.

Vuelve a su cuarto, toma la mochila, guarda las herramientas, una campera negra y una visera con una rueda dibujada en la frente y unos auriculares que conecta al celular. Sale del departamento y mientras espera el ascensor vuelve a presionar el botón y las ruedas vuelven a su posición anterior, da un paso y baja por el ascensor. Un chico con una sonrisa amplia e indisimulable le devuelve la mirada en el espejo. Finalmente llega a la calle y camina hasta el parque España que esta a unas 5 cuadras de su casa.

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un abraaaaaaaazo! 

Hijos del sol - "Herman"Where stories live. Discover now