Capítulo 2

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- Maya devuélveme mi calcetín... -murmuro Sofía entre sueños cuando el mismo fue interrumpido por una melodía peculiar que provenía de su celular. Su madre decía que cuando estaba muy cansada solía hablar incoherencias durante las horas de sueño. Sofía se levantó bruscamente y procedió a buscar con la vista su teléfono celular.
- Donde demonios está el bendito celu.... Rápidamente vio su celular en el suelo. Y se preguntó en qué momento se habría caído. Vio la cantidad de llamadas perdidas en la pantalla las cuales 30 eran de su madre. Pensó que era la peor de las hijas en el mundo por haberse marchado al otro lado del planeta terráqueo y no haberle ni siquiera escrito un texto a su mamá con un simple "Llegue y estoy bien." Así que decidió a llamar a su madre.


- Sofía, mija', ¿dónde carijos estabas metia'? ¿Por qué no contestabas el teléfono? Y yo aquí con el corazón en la mano pensando lo peor - solo había estado unas pocas horas en el suelo surcoreano y ya extrañaba ese modo de hablar tan peculiar y puertorriqueño de su madre.
- Hola madre, si estoy bien. Ya desayune y almorcé. Gracias por preguntar.
- Muy chistosita tu ahh...-contesto Celeste desde el otro lado del teléfono.
- Disculpa por no haber llamado antes madre. Que puedo decir, me surgieron unos imprevistos y bueno no hace ni 5 minutos que me levante o bueno, me levantaste de mi sueño. La verdad llegue muy cansada y entre las situaciones ocurridas no paso por mi mente llamarte al instante.
- Me tenías muy preocupada mija'. Y es difícil porque no sé a quién contactar si no te consigo. Y si ocurre alguna emergencia y no me entero. Haz amigos rápido para que al menos pueda tener a alguien a quien llamar en estos casos. Pero que hable español. No me hagas la situación más difícil. –dijo Celeste en un tono el cual Sofía sabía que su madre se encontraba muy triste.

- Esta bien mami. Prometo no encerrarme y hacer amigos rápido. No te preocupes, estaré bien. –contesto Sofía intentando disfrazar el sentimiento de culpa que sentía por haber dejado a Celeste sola.

- Me dijiste que desayunaste y almorzaste. ¿Ya probaste el "kimchi"? –en ese instante el estómago de Sofía gruño de manera que pensó que su madre desde el otro lado del auricular lo había oído.

- ¡Oh sí! Todo ha sido delicioso. –mintió para no escuchar un sermón de su madre ya que la conversación se extendería por mínimo unos 30 minutos más.

- Ahh, ya veo. Enviadme muchas fotografías nena. Bueno debes estar cansada, te hablo luego. Te amo.

- También te amo mamá. Bye. – Sofía finalizo la llamada y nuevamente sintió su estómago rugir. Recordó que no comía nada desde el día anterior, mientras hacia sus cálculos y trataba de recordar que fue lo último que hecho a su estómago un olor peculiar comenzó a invadir su apartamento.

-¿Quién cocinara tan bueno en este piso? – Sofía se preguntó de dónde provenía ese aroma tan exquisito. Se dirigió a su nevera y cuando la abrió encontró que esta estaba totalmente vacía.

-Perfecto, ni agua en la nevera tengo. Ay pero Sofía que esperabas, tener, un banquete hecho. No seas tonta, apenas te has acabado de mudar. –se dijo para sí misma en voz alta y se dirigió a buscar su cartera. Al tomar su bolso recordó que solo tenía consigo dólares americanos.

- Otra vez esta misma piedra. –se expresó molesta al recordar todo lo que había tenido que pasar en su llegada al aeropuerto en Icheon. Procedió a buscar su tarjeta de crédito. De alguna forma tenía que pagar por sus cosas y comida en lo que resolvía el asunto del dinero. Ahora su preocupación era a donde dirigirse en busca de algo de comida y sin perderse. Eso la hizo pensar en Ji Jun.

- ¿Sera que ya habrá resuelto el problema con la salud de su madre? - Sofía busco su número en los contactos y procedió a marcar. Al tercer timbre Ji Jun contesto.

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⏰ Last updated: Sep 13, 2018 ⏰

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Grato TrayectoWhere stories live. Discover now