Parte 1

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Era un día frio en épocas de navidad, cuando recibimos esa llamada que nos cambió la vida, y de eso fue ya hace tiempo, pero aún recuerdo ese día como si fuera ayer

-Dale hay que apurarle con ese pastel – dijo mi padre mientras terminaba de preparar el pavo

-Ya estoy en lo último, solo falta ponerle betún a esta parte – sonreí mientras daba pequeños bocados a este

-Si y si sigues comiéndolo de esa forma ya no habrá nada que poner – dijo riendo - ¿Dónde se metieron tus hermanos Patricia?

-Y.... deben estar en su habitación – me encogí de hombros, sí, mi nombre es Patricia y en ese entonces yo tenía 12 años, aunque a esa edad, ya era una chica muy madura

-Papá tienes un llamado – entro Javier a la habitación con el teléfono en la mano, su rostro parecía preocupado, le tendió el teléfono, Javier es mi hermano mayor, es 2 años mayor que yo – Dicen que es urgente

-Bueno? – papá tomo el teléfono y salió de la habitación

-¿Quién era? – pregunte curiosa

-Era la tía Ana – contestó mientras se sentaba en la mesa – Por su tono, no son buenas noticias-contestó

Durante la cena, todo era normal, comíamos y charlábamos de todo lo que habíamos hecho, papá no nos dijo nada de lo de la llamada, pero era obvio que estaba preocupado, Javier también lo noto pero no dijo nada, dejamos que la cena fluyera

A la mañana siguiente, baje al comedor y me encontré a papá sentado en la mesa, había una jarra de café y una taza frente a él y su aspecto era un poco desliñado

-Buenos días familia! – Entro Javier en la cocina de un buen humor el cual se esfumo cuando vio a papá -¿Qué ha pasado acá? – me susurro

-No lo sé – le conteste, Nico entro a la cocina corriendo y haciendo alboroto, preguntando sobre el desayuno, pero aun así papá no se inmuto ni un poco

-¿Papá? – pregunto Nico tocándole el hombro, él volteo y pareció sorprendido

-Buen día campeón! – contesto mientras lo tomaba entre sus brazos y sonreía

-¿Todo bien? – pregunto Javier aun en la puerta

-Si si, todo bien – dijo suspirando, guardo silencio por un momento– en realidad, no, no lo está, tengo que hablar con ustedes chicos, creo que ustedes quieren saber sobre la llamada de ayer

-¿Qué llamada? - Pregunto Nico, sin entender

-Ayer recibí una llamada de la tía Ana y es una situación delicada, yo quería hablarlo con ustedes antes de tomar una decisión, pero tomen asiento chicos – dijo papá mientras sentaba a Nico a su lado, Javier y yo nos miramos extrañados y aceptamos su invitación

-¿Quién es la tía Ana? – pregunto Nico

-Es la hermana de mamá – conteste – pero eras rechiquito cuando la conociste, no creo que te acuerdes

-Yo no más chiquito – dijo haciendo puchero

-Bien chicos, no pelen, es algo muy importante

-Pero dinos, nos dejas con la intriga – contesto Javier

-Bueno pues, el motivo de la llamada de la tía Ana era que, -guardo silencio un minuto – es sobre la salud de la abuela, está muy grave y su diagnóstico no es muy bueno

-Eso suena grave – contesto Javier

-Sí, sí, lo es, pero no fue lo único,... la abuela sabe de su situación y pues, ella ha hecho una petición, su última petición – contesto de forma afligida

-¿Qué petición? – pregunte, papá volvió a suspirar

-Ella quiere vivir su vida plenamente, no quiere quedarse con remordimientos por no hacer algo, por lo que ha solicitado que todos sus nietos vayan a pasar sus últimos momentos junto a ella

-¿últimos momentos? – pregunte

¿Tan mal esta? – pregunto Javier

-Bueno, no sé qué tan mal este, pero lo que si se, es que ella quiere que ustedes vayan

-Pero la última vez que fuimos con la abuela Nico usaba pañales y ahora ya tiene 8 años, ha pasado mucho tiempo – dije tratando de recordar el último verano que pasamos tiempo con la abuela, había sido justo después de la muerte de mamá y después de eso, no tuvimos noticias de ella, ni del abuelo.

-Y bueno, es por eso que ella quiere pasar tiempo con todos sus nietos, quiere recuperar el tiempo perdido, la mayoría de sus nietos viven lejos, pero yo quería hablarlo con ustedes, quiero que sean ustedes quienes decidan

-No! ¿Por qué quiere vernos ahora? Si cuando la necesitábamos ella se borró de nuestra vida, ahora quiere regresar? – pregunte cruzándome de brazos

-¿Y ustedes que piensan chicos? – pregunto papá

-Yo si quiero ir con la abuela – dijo Nico haciendo alboroto en la mesa, papa sonrió y le dio un mimo

-Yo no lo sé.. – Contesto Javier se encogió de hombros – No sé qué pensar

-Chicos, yo no los voy a enviar haya si no quieren ir – dijo papá

-¿Qué no vas a ir tú también? – pregunte

-Bueno, es algo que deberían arreglar en familia, además no puedo dejar el trabajo vez, hay muchas cosas que hacer acá, piénselo bien ustedes dos, y me dan su respuesta que el tiempo se acaba

-¿Cuánto tiempo nos queda? – pregunto Javier, sus ojos brillaron un poco, me dio la impresión que quería llorar

-Cuanto antes mejor – contesto el – Y tú, mi querida pato, piénsalo bien nena, es tu abuela de quien hablamos

-Sí, la misma de la que no sabemos desde hace tiempo, y que nunca hizo nada por nosotros

-Entiendo que estés molesta – dijo mientras aceraba su silla hacia mí, y pasaba su brazo por mi espalda – pero también deberías entenderla tú, no es fácil afrontar una perdida así, y la distancia era una forma de disminuir su dolor, además si Leticia estuviera acá, les diría que lo que importa es el amor y que debemos aprender a perdonar a quienes nos lastiman – sonreí ante la idea de imaginar a mamá diciendo eso, papá me devolvió la sonrisa y me dio un beso en la frente -¿Qué piensas ahora?

-Pues... si mamá estuviera acá, creo que querría que fuera-conteste

-Esa mi pato – me abrazo

-Uffa, pues creo que no queda de otra – contesto Javier- Ahora no puedo negarme, tendré que ir con ustedes, si no, ¿Quién los cuida? – dijo en tono divertido y todos reímos

Nuestro Rincón de Luz!Where stories live. Discover now