DOS

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"They said it changes when the sun goes down"

A JunHoe nunca le gustaron los hospitales. Era del tipo que los evitaba hasta que sus intestinos estuvieran fuera de su estómago (exageración) por lo que veía a las enfermeras andando con faldas ridículamente cortas y los médicos con batas blanquecinas. Sacudió su pie nervioso, morder los labios al no encontrar que más hacer en tal situación. Sangre en sus manos y miradas despreocupadas al encontrarse en el sitio donde el carmesí adornaba cada esquina en el establecimiento. Recordaba haberse roto la pierna en una sola ocasión, no más. Eso y los dibujos ridículos en el yeso.

JinHwan se estaba muriendo en el baño.

Un escalofrió lo hizo moverse en su asiento. Todo ese recuadro, era un salto de extrañeza entre todas las normalidades en las que se le catalogaron ¿Cómo fue que termino siendo compañero de un suicida? Quizá cruzo parámetros en el momento que no dijo nada acerca del kiosco, olor a mariguana, bromas machistas. Tal vez fue cuando la curiosidad lo asalto de improviso al notar que JinHwan también usaba labial durante las madrugadas.

JinHwan hubiera muerto si JunHoe no subía.

Un joven de rostro amable, ropa casual. Se acerca a JunHoe dedicándole una mirada extraña. Este voltea hacia atrás, a los costados. Piensa que busca a alguien que está cerca de donde se encuentra. Pero solo ve familias tristes y ansiedad ante la esperanza de una segunda oportunidad.

— ¿Koo JunHoe? — ladea la cabeza. Su cabello castaño cae con suavidad.

—Sí.

— ¡Tu salvaste a mi hermano! — abre los brazos ¿está esperando un abrazo? — Me llamo Kim DongHyuk. — lo clasifica como ese tipo de personas que a todos les agrada.

— ¿JinHwan? — sonríe incómodo.

—Si... es en realidad mi medio hermano.

No sabe que agregar. Asiente con la cabeza, juguetea con sus pulgares. DongHyuk toma asiento a su costado. JunHoe llego a creer que JinHwan era un ser que nació en un kiosco oculto. Un pedazo del infierno en su propia casa, el suicidio como pecado para aquellos que son débiles de corazón. Hematomas que dibujaban poemas, y un corazón debajo del ojo derecho "Mamá quiero ser escritor de grande" traga saliva, aprieta los ojos. Por un momento pierde toda su estabilidad envidiable. Necesita volver al JunHoe que clasifica a JinHwan como un niño mimado, y no como un hombre de veinticinco años que encontró con la garganta cortada. Quiere un abrazo, puede sentir como un trauma se va enraizando en su cabeza como una alerta de pesadillas recurrentes.

Pero está solo, porque es un simple egresado de ingeniería.

El médico regresa mirando unos papeles ¿Por qué siempre regresaban de esa manera? DongHyuk se alza de un salto aclarando que es hermano de JinHwan. Mientras que JunHoe se queda sentado, viendo un punto fijo en el piso. Tiene esta escena en la que JinHwan es dejado en un bosque, llorando alto, atrayendo a los pájaros. Es apenas un bebé, su piel es aún más suave y no sufre de las heridas que le dejo la vida adulta. Es tan puro que parece resplandecer, pero le causa cierta repugnancia por su sollozo interminable. La luz lo ciega, los lobos están listos para comerlo, hienas, lobos ¡Es un manjar! Tan tierno con un lunar en forma de corazón, los labios rojos, sangre brotando en su cuello. Es cuando ve el kiosco al fondo; su fantasía se muestra con un JinHwan precioso, delineador, sangre como un collarín, labial brillante.

—Kim JinHwan sobrevira. Pero tiene que ver a un psiquiatra.

"El kiosco puede ser una representación de los deseos más ocultos del alma.

AberraciónWhere stories live. Discover now