Calor y un día ajetreado

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Era oficial, no podría dormir por más que lo intentara, por lo menos no mientras tuviera el recuerdo tan presente, ese recuerdo tan candente, oscuro, prohibido y que se reprochaba, no debería haber forma de que estuviera tan a la deriva por un chico, él era heterosexual, hasta hace unos días, inclusive recuerda del primer día que estuvo en Beacon Hills la extraña atracción que sintió hacia una chica pelirroja bastante menuda, que aunque pareciera la típica chica popular también mostraba una actitud de quien domina el mundo, que podría hacerle frente a todo lo que se le presentara, y si, está bien que todas las chicas que se sabían hermosas tuvieran esa confianza, pero ella también transmitía poder, aunque no sabe cómo pudo llegar a sentirlo, porque era obvio por la forma en que todos la veían en que la consideraban muchas cosas, pero seguramente poderosa no sería una de ellas, así que si, heterosexual, hasta que termino por conocer al chico por el cual parecía regresar a su época de adolecente, donde no podía controlar sus hormonas, que aunque no recuerda muy bien, puede estar seguro que nunca llego hasta este nivel, pero estaba seguro que no podía evitarlo y aunque pudiera no cree que lo quisiera, porque el chico en sí, aunque fuera lo que muchos consideraban alguien escuálido y demasiado exasperante, pudo notar un brillo en sus ojos que no había visto en los de nadie más, no en esa medida por lo menos, muchos podrían decir que era inocencia, pero él puede considerarse lo suficientemente hábil para captar las cosas, entre ellas a muchos de los habitantes actuales de Beacon Hills y de su ciudad, y es que desde que regreso del ejercito sus sentidos parecieron intensificarse hasta el punto de ser un mejor observador, captar cosas que otros pasan desapercibidas, aunque sabe que todavía se le escapaba mucho a su comprensión, desde hace un tiempo a la fecha ha podido estudiar más a fondo los ojos de las personas, que aunque no sabe lo que buscaba, ahora puede estar seguro de que lo encontró, un peculiar tono de ojos que de acuerdo a la perspectiva y el ángulo de la iluminación podrían parecer el color de un buen whisky que se le antojaría tomar en un día de mucho calor o el color de la miel que se le antojaría como endulzante de un té en un día de mucho frío, de preferencia sentado en un sillón abrazado de una persona que le compartiera su calor y a quien le transmitiera su calor, en pocas palabras, que se complementaran mutuamente, se necesitaran y por lo mismo estarían dispuestos a luchar contra lo que fuese por estar juntos, ahora la figura que se imaginaba era la de un castaño desgarbado, con piernas y brazos bastante largos y con múltiples lunares que se le antojaría aprenderse de la manera más lenta y cuidadosa posible, repartiendo una caricia, un beso por cada uno de ellos para asegurarse de que la imagen quedará grabada a fuego en su cerebro y corazón, porque está seguro de que no solo serían memorias, también sentimientos los que dicho chico con su pálida y a la vez hermosa piel despertarían en su ser, si con solo los sonidos que hace unas horas había escuchado fue suficiente para calentarlo en menos de un segundo, que la erección que actualmente tenía no podía bajar ni aunque pensara en como el sheriff estaría con pistola en mano en cuanto saliera de la habitación fuera suficiente, aún no sabe cómo pudo bajarla hace un rato en la cena, tal vez haya ayudado que en esos momentos no solo sintió el calor, también sintió el miedo por su padre, la vergüenza de los propios sonidos que soltaba aun cuando no quisiera dejarlos salir y la incomodidad de escuchar hasta a quienes ahora consideraba sus hermanas, si, ha de haber sido eso, tantos sentimientos en contra de su calor, pero ahora no era posible, porque su mente solo lo enfocaba en los sonidos del chico mientras abría y cerraba la boca masticando el browny de una forma que debería ser completamente ilegal, y vaya que tenía ganas de ir directamente a su habitación, esposarlo y llevarlo detenido... alto ahí, hasta su propia mente estaba en su contra, tiene que ir a trabajar en menos de 5 horas y aún no ha dormido nada, y aunque sabe que anteriormente ha descansado solo 4 horas en su antigua ciudad, se niega a regresar a esos días de desvelos, especialmente porque sabe que este insomnio solo es cosa de una calentura y no por una sensación de peligro, incertidumbre o malestar, bueno tal vez un poco de malestar en su zona baja y un ligero calor en un lugar que nunca ha explorado, un momento, ¿en serio? Debe dormirse enseguida antes de que su propia mente lo lleve a un escenario al que no quiere llegar, porque no puede ser posible que llegue a tanto por un chico a quien apenas conoce, aunque sus ojos muestren una chispa que no es nada natural según lo que ha visto, porque no es una que muestre completa inocencia, la podría explicar cómo diversión, travesuras, pero principalmente esperanzas, esperanzas para seguir luchando, seguir adelante, seguro este chico sería el corazón de su grupo de amigos, si es que viera algún grupo de amigos a su alrededor, lo que no ha notado últimamente, aunque según en la estación tiene un grupo bastante peculiar, no puede decir que le preocupa porque sencillamente parece que cuando está con ellos solo es cuestión para que los problemas lleguen, haya ellos, ciertamente es el corazón de su familia, que ahora incluye a las hermanas Romero y a la cual quiere ingresar, aunque seguramente ya lo consideren un miembro más, no quiere saberlo porque está seguro de que no le gustará la respuesta si resulta algo fraternal, siendo lo más seguro, que aunque debería sentirse feliz de que lo vean de tal forma, su corazón anhela mucho más, sintiendo que ese es su lugar que le corresponde aunque le parezca extraño.

A veces el karma no es tan maloWhere stories live. Discover now