El Contacto

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Eran las 3 de la tarde, iba saliendo del aeropuerto del DF y me dirigía a una reunión con un contacto que me diría los temas que se tocarían en el debate, lo mejor sería que fuera preparado para la ocasión. Subí al vehículo que me llevaría y me sorprendí al llegar y ver al candidato Bronco salir del edificio al que yo me dirigía.

Bajé del auto e inmediatamente lo confronté para saber qué planeaba, sería un problema que ambos tengamos ventaja en el debate.

- ¿Qué hace aquí candidato? - Pregunté

- ¿Qué te importa? - Dijo cortante el candidato sin parar la marcha y pasarme de largo, se veía un tanto agitado

Tomé un respiro hondo y entré a buscar mi contacto en el interior de la casa, era un lugar de un barrio cualquiera, lo había conseguido para que nadie sospechara y tenía a algunos trabajadores patrullando la zona para que ningún reportero llegara a molestar. Al abrir la gran puerta vieja y oxidada sonó un rechinido que taladraba mis oídos, era tan grande como un castillo, e igual de vieja, estaba oscuro el interior, había un largo pasillo que conducía hacia una sala aún más oscura, continuaba con mi paso derecho hasta ver poco a poco una luz tenue en medio de un cuarto grande. Avancé y la luz se dividió en tres, eran velas que alumbraban tétricamente la zona, cada una de un color diferente: verde, blanca y roja. En medio de esas velas, en el suelo, una silueta se alzaba, una figura deformada cubierta por una sábana oscura, mejor dicho, era una túnica que cubría a alguien hasta la cabeza, me recuerda a la película "Los otros", su capucha brillaba ligeramente y daba la impresión de que era alguien con un poder inmenso.

- ¿Señor? - Dije algo temeroso a la presencia frente a mí

No hubo respuesta, la silueta mantenía su postura agachada, no podía ver su rostro pero sabía quién era

- Señor - Volví a llamarlo un poco más firme para que me pudiera escuchar

La figura esta vez pareció oír mi voz, elevó lentamente su cabeza y se giró, como si se tratara de una película de terror, la cara del individuo se reveló, poniendo ante mí al ser supremo más grande que jamás hayan visto mis ojos.

- ¡Señor presidente! Enrique Peña Nieto - Dije sorprendido al ver la cara del hombre medio quemada, y su mano amputada en el suelo a medio desangrar.

Inmediatamente luego de decir eso, el presidente colapsó ante mí, rápidamente lo sujeté con mis brazos, estaba muy asustado, debajo de él había un gran charco de sangre y no parecía encontrarse bien en absoluto

- Ri...car...do... - Dijo Peña - Debes... tú debes...

- ¿Qué pasa señor presidente? ¡¿Quién le hizo esto?! - Pregunté

- El... cul...pa...ble... - Miró su mano cortada en el suelo por un segundo, luego me vio a los ojos con lágrimas comenzando a salir - Todo lo que necesitas... está aquí... - Dijo con dificultad mientras me entregaba un sobre - Debes llevar a México... a la grande...za...

- Señor presidente - Dije para mantenerlo despierto, parecía estar quedándose dormido - ¡Señor presidente! ¡No se duerma! ¡Déjeme llamar por ayuda!

- No dejes... que AMLO... ga...ne... - Dijo para después exhalar su último aliento y cerrar los ojos

No pude evitar entrar en desesperación, las lágrimas se corrieron de mis ojos inmediatamente, no sabía qué hacer, no podía llamar una ambulancia o sería descubierto, y tampoco podía tardarme mucho aquí, tenía muchas cosas por hacer. Lo único que podía hacer era descubrir quién le hizo esto a Peña Nieto, y dejar su clonación en manos de los Illuminati

- Lo vengaré señor presidente... Sé exactamente quién le hizo esto - Dije al cadáver de Peña Nieto para despedirme de él con un fuerte abrazo

Me levanté rápido y apagué las velas que se encontraban ahí, sé que el presidente que acababa de morir no era el auténtico, sino uno de los muchos clones illuminatis que le llegaron a hacer, pero de todas maneras, él era mi contacto y mi amigo, me ayudó a preparar mis alegatos para el debate, y tenía que vengarlo

- Me las pagarás, Bronco

*Bzz* *Bzz* *Bzz*

Mi celular comenzó a vibrar, revisé de qué se trataba y era un mensaje de texto, se trataba de Andrés: "Necesito hablar contigo, Ricardo, te necesito..."

Guardé el celular en mi bolsillo, me llevé el sobre con los datos que necesitaba y salí del edificio.

Voto de Amor (AMLO x Anaya)Where stories live. Discover now