Principio 0: Introduccion

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El primer contacto que alguna vez tuvo con la alquimia, fue cuando tenia poco mas de ocho deca-phoebs y Allura lo arrastró entre los incontables pasillos del palacio hasta el archivo; donde un antiguo mural esperaba por ellos, en la única puerta disfuncional a los kilómetro de circuitos detrás de las paredes. En efecto, la inmensas puertas engalanadas con pedrería y metales circundantes y lentes de scalautrita. Por supuesto, todo este complejo mineral tenia una función mas que plenamente decorativa, y sus patrones fueron dotados de un conocimiento que no daría margen de error para ser atribuidos al azar.

Allura elevó solemne sus brazos al aire, dejando que la tela de su vestido  se deslizase hasta sus codos, las marcas en espiral de sus brazos quedaron al descubierto dándole una visión de la quintaesencia corriendo en su cuerpo, tan natural como la sangre en sus venas. Lance tenia aquellas marcas, al igual que su padre, su madre y sus hermanos. Cada uno con un patrón especialmente diseñado para evocar la individualidad del ser. Sin embargo, el no había visto aquellas marcas iluminarse en respuesta a la magia de sus portadores, como lo hacían con Allura.

Había cierta cadencia en los ligeros ademanes que ejecutaba con reverente precisión, que no tardo es verse retribuida con la iluminación de la ornamenta, hasta que finalmente el diseño cobro un verdadero sentido a los ojos de Lance.

Había cierta cadencia en los ligeros ademanes que ejecutaba con reverente precisión, que no tardo es verse retribuida con la iluminación de la ornamenta, hasta que finalmente el diseño cobro un verdadero sentido a los ojos de Lance

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Así, el primer y principal fundamento que alguna vez aprendió, fue el concepto de transmutación. La base de la alquimia alteana; un principio que habría de acompañarlo hasta su tumba.

No había mas un muro frente a ellos, solo un salón mecánico con paredes apenas reconocibles bajo largos pergaminos bañados en tinta y letras, acompañados de esquemas y formulas sistematizados. Algunos solo colgaban del techo y otros caían de los estantes, sobre las mesas podía cotar varios rollos amontonados y otros  variados extendidos a lo largo, con plumones esparcidos junto a demás parafernalia y diferentes drives de información, tecnología cuya apariencia moderna chocaba con la decoración anticuada de la sala. Lance casi podía entender porque la habitación permanecía oculta; ese sitio era un caos.

  — Entonces... ¿te gusta? — curioseo ella, leyendo la respuesta en el rostro atónito del niño, cuyos brillantes ojos cerúleos se iluminaban por fascinación absoluta a los siglos y siglos  de conocimiento alteano. Las marcas en sus pómulos parpadearon con alegría al ritmo de su agalopado corazón; Dándole a Allura, la confirmación que necesitaba para erradicar cualquier duda que llegó a albergar los últimos Phoebs. — No debería hacer esto, por lo general, los rituales se llevan a cabo de forma oficial y por decreto real. Ademas, se requiere autorización de los tutores legales del aspirante antes de una iniciación.

  — ¿Iniciación? — inquirió, el eco se sintió pesado en su boca.

  — No cualquier altean posee las aptitudes requeridas para crear una verdadera conexión con la quintaesencia. Pero estoy segura que Vanadis podria hacer una excepción en tu caso.

  — ¿Quien es...— Abriéndose paso entre el desorden, Lance pudo divisar a quien supuso, era la nombrada Vanadis, una alteana mayor -pero no demasiado- de cabellos de violeta cobalto recogido en una trenza irregular. Ella sonrió solemne a la princesa, antes de centrarse en el pequeño de mejillas relucientes.

  — Lance,  pequeño. Es un placer conocerte al fin —dijo ella, bajando a a la altura del niño. — La princesa me ha dicho lo mucho que te entusiasma la alquimia.

Lance asintió enérgicamente con su cabeza, queriendo corroborar la veracidad de su afirmación. — ¡Allura abrió la puerta con su mente! ¿Usted se lo enseño? ¿Podría mostrarme como hacerlo?

Allura dio un brinco, dispuesta a reafirmar las condiciones que había previamente acordado con su institutriz, pero esta estalló en una carcajada efervescente mientras apretaba las mejillas regordetas del niño. —Muy bien, sin embargo, esto debe quedar entre nosotros.

El niño salto de alegría, atraído por la idea de mantener un secreto. Así que cuando Vanadis extendió sus manos hacia el, no titubeo en tomarlas entre las suyas, reafirmando su agarre mientras ella lo arrastraba por el salón. Allura tropezó con las tablillas en el piso, intentando seguir el paso del dúo, aminorando el paso cuando vio que habían alcanzado su destino. 

   — Ya estamos aqui, compañero.  

Tal como sucedió con Allura, el mural situado a espaldas de la sacerdotisa emitió un resplandor cándido en respuesta a sus palabras, y el calor que había desbordado desde su pecho llego a su boca en una tonalidad y pesaba en su manos, la punta de sus dedos sintiéndose como al ser sumergidas en un caldero de agua hirviendo, sus pies capturados en un bloque helado y sus entrañas burbujeantes le hacían querer vomitar, el podria desmayarse. Las marcas blanquecinas de Vanadis resplandecían con gracia y gentileza en sus pómulos, y para Lance, la necesitada de tocarlas era tan urgente como respirar.


Más adelante esa noche, Lance tendría problema para repasar lo que había sucedido, no con la incuestionable precisión de un recuerdo fresco, sino mas bien del remanente inexacto de un sueño. No obstante, el resplandor en bucle que ocasionalmente emitían sus marcas cerúleas. Poco sabia, Lance que esta no seria la ultima sorpresa de la noche, puesto que ese día fue un punto de inflexión que acabaría desencadenando los sucesos que mas de una vez amenazarían con su vida, la de sus seres amados, y la de su pueblo.

Pero el era un niño que poco o nada conocía de política, que poco a nada sabia de alquimia, Y en definitiva, aun restaba mucho por aprender sobre los lazos que ataban a la gente.

    — Soy Keith. — Ofreció el niño que su hermana le había presentado, ella había escuchado sobre el galra, huérfano, que la servidumbre había acogido en el castillo; cuando uno de los mayordomos lo encontró perdido en el boulevar. Se le ofreció comida, ropa, estadía y trabajo. Mientras las noticias no tardaban en correr cuando el administrador agendó una entrevista para designar el cargo mas apropiado al muchacho.

Verónica no perdió el tiempo y se dio el lujo de curiosear antes de arrastrar a su hermano con el, con la excusa de encontrar un compañero de juegos perfecto. Lance lo dudaba, claro que quería un amigo, pero ahora que era un aprendiz de alquimista se inclinaba más por las sucesivas clases que seguro tomarían su tiempo, que por alguien con quien jugar a los soldados.

Lance se presento formalmente, y se ofreció a acompañarlo a las habitaciones donde pasaría los siguientes años de su vida (El ala de sirvientes). Keith tendría el privilegio de ser educado por los tutores y matrona del palacio. así como no le faltaría sustento.

    — Este es el salón. — anuncio con el mismo entusiasmo que había tenido vargas atrás, mientras Keith ya empezaba a sentir nauseas y un punzante mareo de la información que aun no conseguía absorber.

    — Esta es la tercera vez que me enseñas un salón. ¿Estamos caminando en círculos?  — De ser así, Keith estaría molesto.

    —  No — corrijió con el ceño fruncido—, Hay tres salones en el palacio

    — ¿Para qué necesitan tantos? — Insistió el pequeño en su ignorancia.

Lance frunció el ceño, ciertamente no podria recordar porque eran necesarios tanto salones, puesto que el lo había asumido como algo normal en lugar de cuestionarlo. Ademas, habían cuatro alas en el palacio (cinco, contando el ala central), no seria mas lógico tener una por cada ala, o solo uno en el centro, o cinco? Lance no le daba mucha importancia.

Lance se despidió, en el momento que Alphons se presento junto a ellos para llevar a Keith a sus estudio. El prometió buscarlo en la mañana del próximo quintante y tal como debió hacerlo hace varias vargas, Lance volvió a su habitación para repasar los textos que su prima había proporcionado. No obstante, todos ellos eran infantiles, y solo proveían lo básico que cualquier altean debía conocer.

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No sé por que tardé tanto.

Principios de la Alquimia AlteanaWhere stories live. Discover now