Ashley llega al laberinto con trece años.
El tiempo pasa y la forma de ver a las personas cambia: de ver a sus "hermanos" sobre protectores como tus mejores amigos y de ver a una niña frágil a una chica joven por la que darían su vida, unos más que...
Tenía la sensación de estar ahogándome, cuando de pronto desperté muy bruscamente en una especie de ascensor que subía a gran velocidad.
Había muchas cajas y estaba bastante oscuro además, de un ruido espantoso, mi respiración era rápida y estaba muy asustada, de modo que decidí ir a una esquina y recordar como había entrado allí, pero no recordaba absolutamente nada excepto mi nombre, Ashley, aquella situación hizo que mi pulso aumentara. Aunque no duró mucho tiempo porque el ascensor paró de repente de forma brusca.
Todo quedó en silencio, no sabía lo que pasaba, aunque una cosa si que tenía clara y era que pasara lo que pasara no iba a dejar que nadie me hiciera daño, no me acordaba de nada de mi pasado pero si me sentía con una gran confianza en mí misma y eso quería decir que lo que me propusiera lo conseguiría.
De repente el chirrido de unas puertas de la parte superior del ascensor me sacaron de mis pensamientos valientes, haciendo que entrara en pánico. Una luz cegadora invadió aquella caja metálica.
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Un chico rubio con ojos marrones entró en la caja, yo seguía quieta hecha un ovillo. Cuando el chico pareció encontrarme, estaba con la boca abierta y con una expresión de sorpresa.
-Newt que pasa? –dijo la voz de un hombre que estaba fuera del ascensor y que no alcanzaba a ver.
-No es un novato –dijo el chico rubio, con voz temblorosa.
-Entonces? –el hombre volvió a preguntar el hombre.
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-Es una niña –dijo con una cara de decepción y tristeza.
Un montón de voces comenzaron a sonar, podía oír muchos murmullos y por su gravedad todas parecían pertenecer a chicos. El hombre comenzó a hablar haciendo que todos callaran.
-Newt échate a un lado voy a bajar. –Y tal como dijo, bajó hasta donde estaba, era un chico de piel oscura y de un aspecto mayor al otro, poniendo la misma cara se acercó a mí y en un tono tranquilo, me dijo:
-Hola pequeña mi nombre es Albi, y él–refiriéndose al otro chico– es Newt, lo más posible es que no te acuerdes de nada, pero no te preocupes a todos nos pasa, hay una cosa que la mayoría sí recordamos y es nuestro nombre, tú recuerdas el tuyo?
