3 de diciembre

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No saben la libertad que tienen. Pueden decir lo que piensan, salir solos un poco tarde a comprar algo, tomar alcohol y fumar sin tener miedo de que los reten o los encuentren. Pueden hablar y reír, sin sentirse nerviosos. Su risa no suena afónica y desgastada. De todas formas me pregunto a cuanta gente extrañarán. Y si extrañan a gente que no conocieron.

Leí una frase en la sinopsis de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir, y provocó una avalancha de preguntas y pensamientos ¿Por qué no analizamos la felicidad y sí la tristeza? ¿Será que es más fácil ser feliz? ¿Será más fácil encontrar motivos para estar feliz que para estar triste? ¿Será que es más difícil encontrar los motivos de la tristeza? Tal vez sea eso, porque muchas veces lloro delante de alguien y siempre termino balbuceando lo mismo. Mis papás, la primaria, mi hermano, el verano de 2016. Pero no puedo decir esto. No me sale, los pensamientos se me van, se desordenan. Sólo lo puedo escribir, y no sé muy bien a quien mostrarle esto.

Me quedé pensando algo mientras escuchaba "Sleep" de My chemical romance, porque tiene sus partes de gritos. Muchas de las canciones que escucho tienen gritos o un momento en el que parece que la voz se les va a quebrar como en "Alive" de Sia. Y en teatro al final de todo hacemos el "ritual" y lo terminamos con un grito. Me pregunto si gritar libera algo adentro nuestro. Casi todo el tiempo hay cosas que me hacen acordar a más cosas, salvo que no son cosas; son canciones, nombres, libros, frases. "Los libros son como los espejos, sólo podemos ver en ellos lo que ya llevamos dentro", es eso pero con todo. Y también me pregunto por qué las mismas canciones que me hacen sentirme tan eufórica también hay días que me hacen llorar. Y también amo los vídeos de esas canciones, tanto el de "Welcome to the black parade" con Gerard y sus caras y todo el desfile de la muerte; como el de "I don't love you" sobre todo la parte del final cuando Gerard se desgarra la voz y los instrumentos explotan. O el de "Helena" con esa coreografía espectacular, o "I'm not okay" que parece un tráiler de película. Y como no incluir "Don't you dare forget the sun", junto con la cara de Nicholas y la expresión que pone mientras susurra "you are mess". Como olvidar a Maddie Ziegler bailando descosida en Chandelier, para mí esa canción nunca se va a gastar, como sus lágrimas de colores en The greatest o las expresiones en Big girls cry.

"Si la vida es una broma, ¿por qué no estamos riendo? Si la vida es una broma, ¿por qué estoy muerto?". Dios, no puedo dejar de amar a Gerard.

Me quedé pensando en una canción de Sia, "Summer rain". A veces pienso que Leandro fue eso, pero después me pregunto si las tormentas de verano duran tanto.

Tengan algo en cuenta: la primera vez que salen con alguien no necesariamente es el primer amor. Ahh, el primer amor. A la gente le encanta hablar de eso, de lo lindo que es ver adolescentes enamorados. Pero no hablan de que también es una de las experiencias más dolorosas. Y me sigo preguntando si fue una lluvia de verano o un huracán.

Cuando entré a la secundaria todos los profesores de danza me decían que era tímida. Salvo Darío. Es nuestro profesor desde 2do año, y él me decía que levante la cabeza, que me enderece. "Usté no tiene la culpa de que los demás estén más cerca del piso". Dicen que la gente alta tiene cierta tendencia a encorvarse, pero yo sé que es por un poco más que eso.

Antes si te importaba lastimarme, me tratabas con cuidado. Pero al mismo tiempo siempre fuiste la misma persona. Sólo que yo te amaba. Y uno no es objetivo cuando se enamora ¿Cómo serlo? Si fuiste la primera persona que me quiso así. Me decías que era hermosa, que merecía paz. Me dedicaste canciones tan hermosas. Y me mostraste canciones todavía más geniales. Hablamos horas y horas. Cada vez nos abríamos más. Los dos habíamos ansiado eso tanto tiempo, alguien igual y distinto a la vez. Nos entendíamos tan bien. Yo era un poco más impulsiva, pero me apaciguabas ¿Cómo no ibas a hacerlo? Si me dabas tanto. Y cuando me dijiste "amor", como si fuéramos novios. Me estremecí. Te quería tanto, me había contenido tanto tiempo. "Amor", "mi vida", "amor de mi vida". Pero teníamos 15 y 16 años Leandro. Podemos saber lo que es el amor, pero también nos deberían enseñar que no dura para siempre. "Fue tan corto el amor y tan largo el olvido". Me empecé a enamorar de vos apenas empezamos a hablar. También sufrías tanto. Y siempre hago eso, intento salvar a todo el mundo menos a mí misma. No fue solo la distancia. No fue eso lo que me destrozó el corazón. A muchas personas no les parecerá mucho. Hay sólo 4 horas de viaje entre Buenos Aires y Santa Fe, pero para un par de adolescentes es mucho. Y no hablo de la edad, si no de la plata, las explicaciones. Esa es otra de las cosas de las que no puedo hablar. No sé expresar en voz alta lo mucho que te amaba. Vos sabías escribir cosas tan melosas, pero que mi corazón necesitaba desesperadamente. Y el audio, la voz que se te quebró un poco cuando me decías "te amo". Ya no lo tengo, pero me acuerdo perfectamente del tono. Fueron unos 3 segundos tan perfectos en la madrugada. Siempre estaba ojerosa, las conversaciones se extendían hasta las 11, 12; o más. Los viernes eran un paraíso, y lo fueron las vacaciones de invierno. Nos reíamos contando nuestras fantasías de encontrarnos. Y me sigue rompiendo cuando lo cuento y cuando lo leo. Y tenés razón la puta madre, tenés razón. Si tan mal me hiciste ¿qué voy a hacer cuando sea alguien que esté cerca? Te di tantas cosas, y hubo otras que no te pude contar porque ya no hablamos. Me arrepiento de algunas. Y justo ahora suena I don't love you, me acuerdo el día que te corté. Los primeros 20 minutos estuve tranquila, después lloré y no paré en horas, con esa canción de fondo. Y no era que no te quisiera, era que también necesitaba otras cosas. Incluso después de todo eso te seguía hablando, no soportaba ver como toda nuestra historia se iba al tacho. Y estaba tan enojada Leandro, tan. Y sé que no me extrañás, que ni siquiera pensás en mí. Y que debés estar con la rubia, de la cual nunca supe el nombre, y aunque digas que no te importa seguís con ella. Y no quiero saber si la besaste, como deseabas hacer conmigo.

No es cierto que en todos los besos hay deseo, a veces sólo hay ganas de olvidarse de todo. Y así fueron mis segundos besos. Y yo quise ignorarlo, aunque en el fondo lo sabía. Pero es que estaba tan emocionada, así me iba a olvidar de Leandro. Y además ¡por dios! Eran besos que necesitaba. Necesitaba esa sensación de las caderas pegadas, las lenguas que iban y venían de manera un poco torpe, sus manos en mi cintura, y las mías alrededor de su cuello. Todo eso que quería, pero no exactamente.

FósforosWhere stories live. Discover now