Capítulo 19. Deimon

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Emergiendo de un profundo sueño comenzó a distinguir los sonidos del exterior.

— Valquiria —escuchó un suave susurro. El leve tacto en su hombro la hizo abrir los ojos repentinamente mirando a su alrededor desorientada. Sentándose en la cama, pestañeo varias veces para darse cuenta que tenia a Lena a su lado.

— Disculpa, no quería despertarte de esa manera —comentó apenada mirándola con atención.

Valquiria dudó, peinando su pelo hacia atrás e intentando recordar algo de lo que había sucedido. La fiesta, el baile, la discusión y su llegada al hospedaje acompañada de Caleb, ella recordaba todo. ¿Cuándo fue la última vez que dormí así? Se preguntó trayendo viejos recuerdos de sueños sin pesadillas ni gritos.

—No pasa nada —murmuró observando la hora en el reloj junto a la ventana, desde donde ingresaban halos de luces tenues. Eran alrededor de las nueve, y aunque había estado despierta hasta tarde y había tomado, no tenia sueño ni resaca. Vaya milagro— ¿Querías algo? —le preguntó a su hermana con una sonrisa somnolienta.

— No sé a dónde está la abuela, y quiero ir a desayunar pero no tengo idea a donde hay que ir —respondió encogiéndose de hombros. Quizás la encontraron los psiquiatras y la internaron.

— Debe haber salido a hacer compras —respondió Valquiria tranquilizándola y prestando atención detrás de ella, a la cama cucheta frente a ambas. Norbert dormía desgarbadamente arriba, y Newén y Leonardo compartían la cama de abajo durmiendo en direcciones contrarias. ¿En qué momento llegaron?

—Me baño rápido y te acompaño a desayunar —le dijo Valquiria volviendo los ojos a ella— ¿Puedo pedirte un favor? —preguntó notando la expresión de incertidumbre y unas piscas de sorpresa en Lena.

— Por supuesto —asintió.

— ¿Me acompañarías a las ruinas del castillo? No quiero esperar a que los demás despierten —comentó estirando sus brazos hacia adelante con fuerza y sintiendo el sonido de sus huesos.

— Eso me encantaría —respondió enseguida Lena viéndose fascinada con la idea de estar más tiempo con su hermana.

A unos pasos del castillo, yendo por el irregular camino de piedras, Valquiria se detuvo agarrando bruscamente a su hermana del brazo. Ella soltó un gemido de dolor que enseguida intentó callar. Lena miró estupefacta los dedos de Valquiria apretando con fuerza su piel antes de levantar los ojos para verle el rostro que se había convertido en una gruesa mascara de inexpresividad. No solo su expresión le indicó que algo no andaba bien sino también su postura rígida, la piel erizada y los ojos dilatados y oscuros.

— ¿Qué pasa? —preguntó en un susurro pero ella no le respondió, solo miraba hacia adelante tan pálida como si hubiese visto un fantasma— Valquiria —Lena llamó a su hermana rezando internamente para que no estén metidas en problemas, pero ella seguía sin moverse ni decir nada, era simplemente una perfecta escultura de mármol.

¿Qué sucede?; pensó mirando alrededor donde todo se veía solitario y pacifico. De pronto la figura de una chica apareció de detrás del castillo, alta, con los cabellos tan rubios que parecían blancos y con marcados rasgos en su cara. La muchacha que aparentaba no más de treinta años las miró con curiosidad, marcándose en la palidez de su frente un par de arrugas. Hvem er du? Dette er privat, kan ikke være her; dijo la chica de lo que solo entendió la palabra privado.

Su hermana no respondió nada, solo la observaba cuidadosamente con sus ojos entrecerrados. Lena tragó saliva con dificultad cerrando con fuerza sus puños para intentar tranquilizarse. Ya ni siquiera se sentía molesta por la mochila o por la forma repentina en la que actuó Valquiria, solo deseaba que ella supiese hablar noruego y que las prácticas de atletismos en la escuela le fueran de ayuda.

Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora