Capítulo 1

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─Mamá, que te he dicho ya diecisiete veces que sí, que he guardado todo─dije ya furiosa. Mi madre se estresa por todo, entonces imagínate con un viaje por delante. ¡Sí! ¡Un viaje! Llevo mucho tiempo esperando las vacaciones de verano.                                                                                         
Por fin, disfrutar de las playas de Benidorm, del agua del mar, del sol tostando mi piel, de conocer gente nueva, de dormir horas y horas...

Y de todo eso solo nos separaba unas cinco horas largas horas de viaje. Era mas bien un viaje familiar, íbamos mis padres, mis tíos y mi primo, a quién le saco tres años, así que me estará tocando las narices todo el viaje. Le quiero mucho pero es un cansino.

─¡Judith! ¡Judith! ¡Despierta! ¡Hemos llegado!─gritó mi madre eufórica. Me quedé dormida. Alce la vista y observé el precioso mar azulado, su horizonte infinito, la arena suave y el Peñón, un gran islote en medio del mar, aportando un toque salvaje.                                                                 
Después de la parada proseguimos hasta nuestro apartamento en Poniente. Benidorm tenía dos playas: Poniente, en la que nos encontrábamos, es más para dormir y para la gente mayor; y Levante, la playa para fiesta, jóvenes...

Cuando entramos en el apartamento fui corriendo a la terraza a ver las preciosas vistas de estar en primera línea.

─Hija, tienes que colocar toda tu ropa antes de salir─dijo mi madre con voz cansina.

─Vale─y me puse a ello.                                                                                                     Cuando terminé me senté sudando en el sofá, el cambio de clima seco a húmedo me dejaba hecha polvo. Esta vez fue mi padre el que me llamó:

─Necesito que vayas a la farmacia a por mis pastillas─Oh, por dios, estaba cansadísima. Mi padre estaba dejando de fumar y me tocaba ir a mi.

─¿No podemos ir mañana?

─No. Ve ahora─Pff, cuando ponía esa cara había que hacer lo que el quisiese si o si.

─¿Pero a que farmacia?

─A la de la amiga Mar, la de Levante─¿en serio? ¿Me toca irme hasta la otra playa? Será mejor no rechistar.

─Vale...─arrastré las vocales para hacer saber que no quería ir. Es que podría ir Guille, mi primo.

Salí de casa con el dinero que me había dado mi padre y me adentré a la 'calle del coño'. La llaman así por la cantidad de gente que hay, porque es la principal conexión entre las dos playas.                                                                                                                   
 Cuando ya llegué, compré las pastillas y Mar me hizo un descuento. Por eso papá quería que fuese allí.  

Antes de volver me quité las deportivas y toqué la arena y el agua fresquita, decidí quedarme un rato sentada observando el atardecer.                                                                           
En cuanto me iba a ir me fijé en un chaval mas bien alto recogiendo sus cosas cerca de mi, era normalito, pero tenía algo que atraía, su pelo castaño alborotado le daba una aire sexy y sus ojos color chocolate daban mucho que desear...  ¡Deja de babear Judith! Demasiado para mi, pensé. Puede decirse que he tenido muy mala suerte con los chicos. Creo que a mis diecisiete años habré gustado a tres tíos pero no importa. Dejé de pensar en eso y fui a comprar una coca cola. 

Cuando ya estaba volviendo me di cuenta que la bolsita de las pastillas que antes llevaba ya no estaba. ¡En la playa! Me lo había dejado allí. Cuando me fijé en el chico, me distraje y voilá.

Cosa del destinoWhere stories live. Discover now