Prólogo: La llamada de una nueva vida.

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Maleta en mano, tarde soleada. Mini falda negra y camiseta blanca, sumado a unas botas de tacón altas de color negro y unas gafas de sol. Así camina Julia Medina tras bajarse de un taxi. Llega hasta la puerta de unos pisos donde hay un hombre fumando un cigarro.

―¿Jaques Noiret? ―Preguntó ella sonriente.

―Para servirle ―dijo él tirando el cigarrillo.

―Soy Julia Medina, nueva inquilina del piso 1ª A.

―Ahhh Julia Medina. Ya, ya. Tu madre vino ayer a terminar los transmites.

―Sí, la verdad que no he visto el piso pero seguro que está muy bien.

―Como hoy se incorporan tus demás compañeros de piso, mejor esperamos aquí, ¿te parece?

―¡Perfecto!

Un chico bajó de su descapotable negro. Llevaba consigo una maleta. Cerró el coche y se acercó allí.

―Hola papá ―le dijo Iván a Jaques―. Joder, me parece mentira que el piso que voy a alquilar sea tuyo...

―Es un piso normal y corriente ―le dijo él―. Te presento a Julia, tu nueva compañera.

―Buenas, señorita ―dijo tendiéndole la mano.

Julia le tendió la mano también e Iván se la estrechó.

Con vestimenta de sport y maleta en mano, llegó otro joven, se llamaba Roque.

―Buenas ―dijo él.

―Buenas ―dijo Noiret―. Bueno ya solo queda una.

―O sea, ¿dos chicos y dos chicas? ―Preguntó Iván y Jaques afirmó con la cabeza―. Bueno, ¿y quién eres tú? ―Le preguntó a Roque.

―Soy Roque ―dijo y se acercó a darle dos besos, luego también se los dio a Julia.

Por último llegó Vicky. Llevaba unos vaqueros azules y una camisa de manga a la sisa azul clarito. Llevaba consigo la maleta.

―Hola ―dijo saludando―. Parece que quedaba solamente yo, ¿no?

―Pues sí, bueno, subamos entonces. ¿Solo una maleta traéis cada uno? ―Preguntó extrañado Noiret.

―Yo tengo lo demás en el coche ―dijo Iván.

―A mí me lo traerán mañana ―dijo Julia.

―Y a mí ―dijo Vicky.

―Eh...y a mí también ―dijo Roque.

Todos pusieron sus maletas en el ascensor y subieron andando. Llegaron al piso que Noiret abrió. Encendió la luz y les hizo pasar.

―Me gusta la entrada... ―dijo Vicky.

―No es nada del otro mundo―dijo Iván.

―A mí me gusta ―dijo Roque.

―Y a mí ―dijo Julia.

Noiret siguió mostrándoles toda la casa.

―Y como veis, tiene 4 habitaciones, una para cada uno. Aunque tres de vosotros ya la habíais visto.

Terminaron de hablar del contrato y demás, Noiret les comunicó que a finales de mes era cuando debían pagar, cada mes. Dicho esto, y poco más, Noiret se fue. Les dio antes de esto, una tarjeta a cada uno con su número de teléfono y dirección.

―Bueno, por fin en nuestro nuevo hogar ―dijo Roque.

―He llamado a unos coleguitas para hacer una fiesta de bienvenida―dijo Iván.

Y de pronto... ¡Padres!Where stories live. Discover now