Una familia poco convencional

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La familia, esa parte de nosotros que no importa en qué parte del mundo nos encontremos es como una pequeña maldición que nos abraza el resto de nuestras vidas, ya que citando a mi abuela Hortensia;

Uno no escoge la familia que quiere, estas atado a lo que tienes.

Y realmente con esa frase me identifico demasiado, pero para que comprendan mejor de lo que estoy hablando los situare mejor en mi contexto...

Para empezar mi nombre es Moisés M. Meléndez. Vivo en la pequeña ciudad capital de Quintana Roo y desde muy pequeño mi historia de vida es algo complicada ya que por motivos de trabajo para que pudiera tener un futuro bueno mi madre tenía que trabajar en un pequeño pueblo aburrido de maestra en el estado de Oaxaca del cual somos originarios quede bajo los cuidados de mi abuelita la cual vivía con mi tía ósea se su hija mayor la cual tenía dos hijos.

Como podrán ver mi familia es algo peculiar ya que rompe con el esquema clásico de papa, mama e hijos, pero en fin eso es lo que lo hace especial.

A lo largo de mi vida crecí con mis primos mayores; Pedro P. Ramírez Meléndez y Jesús J. Ramírez Meléndez, realmente a pesar de la diferencia de edad en algunas ocasiones realmente nos divertíamos juntos como por ejemplo cuando pasábamos las tardes de los viernes en nuestras bicicletas (en mi caso triciclo) jugando en el parque.

En fin los primeros recuerdos de mi vida que tengo en general son buenos.

Aunque no porque solo recuerde cosas buenas signifique que mi relación de primos era excelente, había ocasiones que mi primo Jesús quien de los tres era el más alburero y agresivo siempre me decía cuando yo estaba más tonto e inocente como de unos 4 oh 5 años que me acercara con unas monjitas que siempre visitaban a nuestra abuelita a decirles groserías, no miento el muy desgraciado en una ocasión me dijo que me acercara a una monjita que hablaban de cosas religiosas con mi abuelita y le gritara:

-Puta-

Realmente para las monjas ver a un niño tan adorable y lindo como yo decir esa clase de palabrotas les sacaba un grito de la boca, en fin mi abuela sabia exactamente que el cabecilla de estas travesuras era mi primo mayor y ahora que lo considero es una gran ironía que su personalidad fuera tan agresiva y vulgar (cosa que más adelante heredaría) y su nombre de pila fuera Jesús.

En fin los años pasaron y tanto yo como mis primos habíamos crecido, en ese entonces yo tenía unos 10 años mientras que mi primo Pedro poseía 19 y mi segundo primo mayor 17 pasariamos por una de las cosas que yo describo como:

La prueba de máxima tolerancia que alguna vez todas las familia pasan...

¡Reuniones familiares!

Es cierto que mi familia de por si por su distribución es ya demasiado extraña, pero era peor cuando la mitad de la familia Meléndez se reunían en manada en una sola casa por una semana.

No se cómo sean sus reuniones familiares de ustedes (aunque a veces creo que mi familia es la única que vive en el pasado y practica esta clase de cosas) pero cada cierto determinado tiempo según el orden alfabético se iban asignando el hogar condenado a una semana eterna de gritos y vómitos de niños pequeños estúpidos y hábitos extraños y asquerosos como el de mi tía Ángela que se la pasaba todo los días exponiendo sus asquerosos pie con verrugas y bello ( sé cómo lucen porque adivinen quien le tocaba sobarle sus pies sin recibir ninguna compensación monetaria aunque esta lo prometiera).

En fin el caso es que la última reunión fue en la casa de mi tío abuelo Gerardo (Hermano de mi abuela) cuya casa es gigantesca y llena de cosas geniales considerando que este me odiaba además de poseer 85 años y haber sufrido más de dos infartos esta vez le tocaba a la letra h y adivinen quien tiene esa letra como inicial; EXACTO... ¡mi tía Hilda!

No me mal interpreten, no es que odie a mi familia ni nada de eso es solo que soy de esa clase de persona que puede convivir con ellos pero solo un determinado número de tiempo ya que cuando estoy en un sitio lleno o saturado de individuos me congestiono y me empiezo a marear( a mi madre le pasa lo mismo)

Ahora imagínate tu estar toda una semana que por cierto pasan más lentas que cuando te detienes a pensar en la mortalidad del cangrejo, teniendo ese pequeño detalle de que te engentas.

En fin creo que no tengo mayor opción y afrontar esto con buena cara mi terrible destino que estaba aguardándome.

por cierto les anexo una foto donde aparezco yo y mis dos primos mayores (el de suéter verde es Jesús el camisa gris es Pedro y el de en medio soy yo).

por cierto les anexo una foto donde aparezco yo y mis dos primos mayores (el de suéter verde es Jesús el camisa gris es Pedro y el de en medio soy yo)

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Conociendo a los Melèndez:Una Semana DesastrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora