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Toda la semana estuve en exámenes. No salí de mi casa para nada, y en cierta forma fue bueno, desconectarme un poco de todo.

Los chicos me llamaron unas tres o cuatro veces para que nos reunamos, pero no acepté, tenía que estudiar.

En realidad el jueves pude haber salido con ellos, pero la verdad es que no quería hacerlo.

Terminé mis exámenes el viernes y por la noche me di cuenta de lo rápido que había pasado la semana... Y Ty todavía no despertaba.

El sábado desperté y vi un mensaje de Hernán.

"-Cuándo acabas exámenes?-"

"Ya los acabé"

"-Venís hoy?-"

"No creo, tengo partidos"

"-Bue, está bien ¿Y mañana?-"

"Puede ser"

Me levanté y fui a desayunar.

-Buen día- dije entrando en el comedor.

-Buen día, enana-

-Buen día Diany-

Me senté y me serví cereal en mi pocillo.

-¿Cómo dormiste?-

-Bien-

-Ya te libraste de los exámenes- sonrió mi papá.

-Sí- asentí.

Charlamos un poco mientras comía mi cereal.

-Enanita... ¿Estás mejor?-

-Sí-

Me miraron unos segundos.

-¿Segura?-

-Sí-

Si estaba mejor, ya casi no lloraba en las noches. Seguía sintiendo un vacío por dentro, pero ya no era como el agujero negro que devoraba todo al principio.

Asintieron.

-¿Saldrás hoy?-

-No lo sé. Creo que estaré agotada después de los dos partidos, pero quizás salga un rato-

-Bueno, enana, nos avisas- dijo mi papá, dándole un mordisco a sus tostadas.

Asentí y terminamos el desayuno.

Inmediatamente después de comer me vestí y fuimos a recoger a Mari para ir al partido. Ella salió de su casa con un pan con mermelada en la boca y su mochila abierta.

-¿Te dormiste de nuevo?- reí.

-Un poco... Calculé mal los cinco minutos más- sonrió mientras comía.

Charlamos de camino a la cancha y vi un nuevo mensaje de Hernán.

"-Iras a ver a Ty hoy?"

"Sí, claro"

"A qué hora es tu partido, por cierto?-"

"Ahora"

"-Epa-"

"-Podemos ir a verte? Después podríamos ir juntos al hospital-"

"Bueno, dale. Es cinco calles después de la cancha en la que entreno"

"-Ok, iremos Mariano, Joel y yo-"

Bloqueé mi celular y bajé de mi auto, ya habíamos llegado a la cancha.

-Vamos chicas, ustedes pueden- nos apoyaron mis papás.

-Gracias- sonreímos y entramos corriendo.

Nos cambiamos en los camerinos y estiramos un poco entre todas.

Nuestra entrenadora entró y nos dio la charla motivacional habitual y salimos a calentar a la cancha.


Tres horas más tarde volvimos a los camerinos a cambiarnos y tomar agua.

Perdimos el primer partido y ganamos el segundo.

Al salir de los camerinos nuestros padres estaban esperándonos.

-¡Bien, chicas! ¡Estuvieron geniales!-

-¡Sí, muy bien!-

En unos minutos cada una se fue por su lado, incluyendo a Mari, tenía que ir a visitar a su abuela con sus padres.

-Estuvieron muy bien- me felicitó mi mamá.

-Sí enanita, les faltó poco para ganar el primer partido. Han mejorado- sonrió mi papá.

En las graderías vi a Joel, Mariano y Hernán viendo el nuevo partido.

-¿Esos son...?-

Asentí y fui a saludar a los chicos.

-¡Estuviste increíble!- sonrieron los tres.

-Gracias, chicos-

Saludaron a mis papás y charlamos un rato sobre lo que haríamos.

-Bueno, te recogemos a las seis Diany- sonrió mi mamá, acariciándome la mejilla.

-Adiós chicos, cuídense- se despidió mi papá.

Mis papás se fueron y me quedé con los chicos.

-¿Vamos a ver a Ty?- preguntó Mariano.

-Sí, peque. Después de almorzar- contestó Joel.

Fuimos a un restaurante de comida rápida y charlamos mientras devorábamos nuestra comida.

Terminamos a las tres y fuimos directo al hospital.

Al llegar a la perta de la habitación de Ty, Mariano tuvo que armarse de valor para entrar.

Al entrar vi que ya le habían removido las grapas y tenía una pequeña cicatriz, casi ni se notaba.

Mariano se acercó a la camilla y se quedó mirando a Ty un largo tiempo en el que todos permanecimos en silencio.

Yo esperaba que el pequeño decidiese irse, o incluso que quiera que nos vayamos del hospital. Pero sólo se le escaparon unas cuantas lágrimas, y se quedó con nosotros.

Me acerqué a la camilla y tomé su mano, como siempre hacía al visitarlo.

Empezamos a charlar entre todos.

-Le sacaron las grapas el miércoles, dijeron que ya no las necesitaba- me informó Hernán.

-¿Grapas?- preguntó Mariano asustado.

-No... Nada, peque- lo despeinó Joel.

-¿Cómo está Sara?- cambié de tema.

-Bien... Sigue practicando un montón. Ya salieron los resultados, y Sara tiene que volver a audicionar porque hubo un empate. Está muy metida en la práctica-

Seguimos charlando hasta que pronto llegó la hora de irme y mis papás me llamaron para que salga del hospital.

Me despedí de todos y le di mi habitual beso en la mejilla a Ty.

Llegando a mi casa me puse mi pijama y charlé con mis papás, planificando lo que haríamos al día siguiente.

Como habían empezado los plurinacionales en volley, mis entrenadores querían que practiquemos más, por lo que pusieron un nuevo horario de entrenamiento los domingos.

Empezaba a las ocho y media y terminaba a las diez y media.

Como me falté a dos clases durante la semana por mis exámenes decidí que sería bueno ir al día siguiente, el primer entrenamiento de domingo.

Mis papás aceptaron y luego de tener nuestro día planificado vimos una película.


No me mires así  (COMPLETA)Where stories live. Discover now