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Louis barría el interior del teatro vistiendo un lindo mono anaranjado. Más alejado, ocupando un asiento y jugando Soda Crush en su celular, yacía un policía que pasaba el uno ochenta. Su nombre era James y era detestable, un hombre realmente detestable. Louis tenía sueños en donde lo apuñalaba como lo había hecho son sus víctimas, pero había dejado de pensar en ello en cuanto el polvo comenzó a golpear sus fosas nasales semanas atrás. Su juicio había llegado a una conclusión y le darían libertad condicional si hacía trabajos a la comunidad por 500 horas. Su abogado fue malditamente bueno en defenderlo y a su alma podrida.
Eran las siete de la mañana de un sábado en pleno invierno. Louis llevaba dos semanas de servicio comunitario limpiando lugares públicos y le restaba el teatro, luego iría a cocinar en orfanatos. No había en si una razón que justificara su mal comportamiento y su encierro, pero el chico era conocido por ser violento y esquizofrénico. Estaba pagando una condena de diez años e ir a la mitad no era esperanzador, pero al menor llevadero.
"¿Puedes apurarte, Tomlinson?"escupió el oficial. "Llevas más de una hora y no has hecho nada."
"Si me quitara las esposas terminaría en cinco." un estornudo más.
"No confío en ti."
"Es lo que todos dicen."
De inmediato el telón fue abierto y un chico con una melena rizada se montó sobre el escenario. A su lado había un piano ya de años pero con valor de muchos billetes. Louis miró al chico y lo que tenía en sus manos; un libreto de unas cuantas hojas, quizá solo de una.
"¿Me trajiste a una obra, James?" se burló Louis.
"No hables conmigo."
"Como si quisiera hacerlo." dijo entre dientes.
Lo que pasó enseguida fue totalmente inesperado. El chico arriba del escenario comenzó a decir en voz alta una frase muy característica de Peter Pan que Louis podría escuchar una y otra vez en su iPod si le dieran libertad de tener uno. Una tonta ley pero lo bastante cruel para hacerlo llorar en las noches.
"Oh, Wendy, déjame llevarte conmigo devuelta al País de Nunca Jamás... ¡No tengas miedo!" exclamó el chico.
"Eso jamás se dice en la obra, o en la película." Louis frunció el ceño.
"¿Te gusta Peter Pan, Tomlinson?" Louis asesinó con la mirada a James. "¿Crees que los otros reos te respetarán si escuchan a que eres aficionado?"
"Al menos yo pude pasar ese nivel. Desde aquí puedo ver que esperas por más vidas."
James se levantó y quiso intimidarlo, pero en el fondo también le tenía miedo. ¿Quién no después de lo que hizo?
"¡Yo soy Peter Pan! ¡Mejor conocido como el chico que nunca crece!" el chico continuaba de espaldas a los asientos, concentrándose en las palabras que decía. Inclusive hacia grandes movimientos con las manos.
