En ese tiempo, el Sol no tenía calor.
La Luna se le presentó a él, y él... se enamoró. Las llamas de su romance encendió a el dios Sol, con ellas irradia calor y luz a todo el sistema solar.
Los dos, aun sean los dos dioses, son opuestos... Ya no se ven.
Excepto por un par de veces al año, en el que los dos se enamoran una vez más, con el único testigo de la oscuridad.