- ¿Qué haces? –pregunté, aún sorprendida.
- Cubriéndote de la lluvia –contestó ella con esa sonrisa que derrite a cualquiera.
- ¿Por qué…estás aquí?
- Vine… a pensar y… te vi.
- Oh…no es necesario que me cubras –dije apartando su chaqueta.
- Pero te mojarás –respondió acercando su rostro al mío, provocando que mi corazón latiera a mil.
Colocó uno de sus codos en uno de los hombros de la chaqueta y su mano en el otro hombro y así volvió a colocarlo a unos centímetros de mi cabeza, cubriéndome de la lluvia, la diferencia fue que su otra mano que quedó libre la puso en mi cintura pegándome a su cuerpo, pensé que para cubrirse ella también. Nuestros rostros quedaron tan cerca que pude sentir su respiración, nuestras miradas se llamaban entre sí y nuestros labios esperaban ser encontrados. Extrañé esa sensación… no hubo pasado mucho tiempo desde que terminamos pero los segundos sin ella fueron una tortura para mí. No supe que hacer; si alejarme de ella o seguir en sus brazos, aunque solo quise observarla, ver lo que sus ojos me transmitían, o mentirme, sentirla a mi lado… sin embargo los malos recuerdos no tardaron en aparecer y alejarme de ella.
- Tengo que irme –expresé mientras la alejaba otra vez.
- ¿Podemos sentarnos a disfrutar de la vista? –preguntó buscando mi mirada con la suya.
- ¿En la lluvia? –pregunté mientras en mi cabeza se batalla el sí quedarme o alejarme.
- No, no, puedo… buscar un lugar –dijo mientras sus ojos andaban en la búsqueda de algún lugar seco.
- Yo quiero estar en la lluvia.
- Entonces podemos… sentarnos aquí ¿está bien?
- Sí.
Creí que debíamos hablar, no para regresar sino para que nuestra relación tuviera un buen final. Nos sentamos en unas piedras que se hallan cerca a la playa y nuestros ojos fueron directo hacia el mar tratando de evitarse, nosotras probablemente recordando o por lo menos fue lo que yo hice mientras no se producía algún ruido excepto el de las pequeñísimas olas.
- No quiero obligarte a que te quedes conmigo –dijo mordiendo su labio inferior después de unos minutos de silencio puro.
- No me estas obligando, yo quiero quedarme para que… nuestra relación tenga un buen final… a pesar de todo…
- ¿Aún sientes algo por mí? –preguntó algo que me dejo con los ojos de plato.
- ¿Ah? Eh… me refiero que quiero terminar bien contigo, Zara…
- Ah…
- Zara…-respiré y suspiré hondo para tomar valentía y soportar estar a su lado sin tener que besarla- a pesar de lo que has hecho… yo aún… te quiero…
- Yo te amo, Cristal –contestó con su mirada en la playa, haciéndome sentir un hilo de electricidad recorrer mi cuerpo.
- Pero eso no quiere decir que regresaremos –respondí tratando de alejar su frase anterior.
- Entiendo…
- Yo sé que una amistad entre nosotras, no habrá, pero… por lo menos podremos saludarnos… -mi mente comenzaba a divagar y mis palabras sin sentido salían a flote.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de una chica
Teen FictionY pensar que mis gustos no son por los chicos, sino por las encantadoras chicas. Una en especial.