Pérdida en su Realidad

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Cap.40:

“Perdida en su realidad”

La neblina acogía todo el lugar en aquel sitio que parecía ser un bosque. No podría decir exactamente qué horas eran, pero se podía percibir que Era de madrugada. El ruido de algunos animales y del viento al rozar con las copas de los árboles la asustó de golpe.

¿Dónde estaba?- Esa estúpida pregunta fue la primera que cruzó su cabeza.

Se sentía perdida. Estaba perdida, Miró por todos los alrededores con cautela pero nada se le hacía familiar, y claro, Nada la hacía recordar el cómo había llegado allí. ¿Cómo? Ni siquiera recordaba que era lo que estaba haciendo antes de encontrarse en ese sitio. Sintió el miedo recorrerla como una oleada de aire cálido por todo el cuerpo y tragó gordo intentando calmarse. Había escuchado un grito. Grito fuerte pero distorsionado. No entendió nada. Pero esa voz.. Cuándo lo volvió a escuchar, ahora más fuerte y claro, sintió palidecer.

- ¡No me dejes solo! – decían las palabras y ese tono grave, único ella lo conocía muy bien, era la voz de Justin, la voz de un Justin muy desesperado ¿¡Que rayos estaba pasando!? Su preocupación de donde se encontraba, cambió a la de “Donde se encontraba él” ¿Le estaba pasando algo malo? Lo buscó con la mirada entonces, mientras sentía la sangre helársele dentro del cuerpo y trató de caminar entre la oscuridad, pero no podía caminar. Al inspeccionar el lugar se dio cuenta de que estaba en alguna clase de pantano y de que por la espesa neblina no podía ver nada. Solo plantas, solo raíces de árboles y arbustos y lodo. Mucho lodo. Sus botas estaban hasta el tope. Todo negro, todo oscuro. Empezó a sentirse desesperada e intento poner su mente en blanco y mantener el control. Pero, demonios, Era difícil. No podía y sentía miedo ¿A qué venía todo eso? Justin… ¿Dónde estaba él?

-¡Estoy aquí! – Escuchó su gritó de nuevo como respuesta a su pregunta, pero ahora se escuchaba más desesperado - ¿Me vas a dejar? ¡____! ¡Estoy aquí! - la castaña abrió los ojos como platos y la sangre le subió a las venas como un torrente desembocado, Sentía como si su Amor, el chico con el que había vivido tantas cosas, estuviera al borde de un peligro y la única que podía hacer algo para ayudarlo era ella. Tenía que hacer algo ¿Acaso no era la única que estaba allí y podía hacerlo? Intentó caminar hacía cualquier dirección de donde fuera que estuviese y salir de ahí, pero el lodo en el suelo le hacía todo más difícil, sus zapatos se pegaban en él a cada paso y este terminaban por succionar la asuela haciéndola tener un paso lento y pausado, desesperante, Había caminado un tramo que ella creía largo, pero al darse vuelta y ver entre la oscuridad, se encontró con que no había avanzado mucho. Y tampoco escuchaba la voz de Justin. O si, la escuchaba, pero a cada paso que daba, lejos de sentirlo cerca, su voz de iba distorsionando y llegando a hacerse inaudible, dispersa, La castaña tragó gordo… ¿Qué… significaba todo eso? ¿Acaso en vez de acercarse, o avanzar, lo único que hacía era alejarse de él? ¿Qué demonios estaba pasando ese día? Era como si de una u otra manera, sin quererlo, lo estuviera dejando solo. Se sentía como si lo estuviera abandonando ¡No, ella nunca haría eso!

-¡Justin, aquí estoy! - Gritó - ¿Dónde estás tú? - ahora el miedo, el temor, la desesperación era tangible en su voz. Lo único que pudo escuchar como respuesta a su llamado, fue el eco de su misma voz, y el grito de Justin, nuevamente a muchos, muchos metros de distancia diciendo:

“No me abandones” 

– ¡Justin, Estoy aquí! – volvió a decir y en ese momento abrió sus ojos de golpe respirando aceleradamente y con el corazón casi detenido. De su frente caían algunas gotas de sudor que hacían que el cabello se le pegara a la cara. El cuarto estaba oscuro y la luz de la luna se escapaba por alguna hendija de la ventana, vio a Justin de frente, con un marcado gesto de preocupación en el rostro y las cejas fruncidas. ¿A que iba todo eso? Trató de calmar su respiración mientras asimilaba todas esas imágenes de sí misma perdida entre la neblina y la oscuridad abandonándolo a él allí, y pronto se descubrió sollozando. Extendió los brazos hacía él sin decirle nada y se aferró a su cuello. Estaba tan aliviada de no sentirlo lejísimos. De que no lo estuviera dejando. De poder sentir tan tangible el olor de su camiseta. Su olor.

¿Quien entiende a los hombres? (Justin Bieber y tu)《Terminada》Where stories live. Discover now