Capítulo 4

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Creo que en cierto modo él me cambiaba y sé que me tocaba de nervios saber eso. Tengo dieciocho pero nunca me he “enamorado”, esas cosas no son para mí o eso pensaba.

-¿Rose?-preguntó Marcel que me miraba muy de cerca, como examinándome.

-¿Si?-contesté.

-¿Quieres ir a tomar un café?

-Claro-dije, solo que había un problema en eso del café. Soy adicta al café.

Me pongo hiperactiva y a veces no dejo de hablar, ahí se desata mi otra yo, es un peligro cuando eso sucede, por eso no me dejan tomar café en la casa. Trataré de solo comer un muffin y nada más.

A unas pocas cuadras pude divisar una pequeña cafetería, pero era concurrida al parecer, estaba llena de adolescentes y jóvenes. Así que fue realmente difícil conseguir una mesa o tan solo el pedido.

Nos acercamos a hacer nuestros pedidos, detrás del mostrador estaba un chico lindo, pero nada que me importase realmente.

-Buenos días, ¿Puedo tomar su orden?-preguntó el chico que tenía bordado en el lado superior el nombre de Ryan.

-Sí, un muffin de chocolate con chispas de chocolate.

-¿Cuál es su nombre?-preguntó

-Rose- me dirigí hacia la mesa en la cual estaba Marcel para que nadie la tomara; Marcel salió a tomar su pedido y yo quedarme a cuidar. En menos de cinco minutos ya se encontraba al lado mío.

Mi pie comenzaba a dar pequeños golpes contra el suelo, ya que resonaba la canción “My God Is The Sun”, era una de mis canciones favoritas.

-¿Te gusta Queens of the Stone Age?-preguntó Marcel.

-Si, es raro que la pasen en una cafetería ¿no?

-A mí también me agrada.

Esperen, ¿A Marcel también le agrada? Yo no me imaginaba eso, es como ver un cachorrito que tenga una camiseta que diga “Fuck You Bitch” o sea eso nunca sucedería o yo por lo menos no conozco. Iba a hacer más preguntas, pero me comenzaban a llamar, me acerqué a tomar mi muffin; Ryan me sonrió al entregármelo y yo no le di importancia.

-¿Solo un muffin?-preguntó Marcel, yo asentí.

-Marcel-comenzaron a llamarlo por su pedido.

Marcel vino pocos minutos después con dos cafés-no-no podía beber café, espero que solo sea para él. Como dije, nada de cafeína entrará en mi cuerpo, ni una sola gota.

-Este es para ti y otro para mí-dijo Marcel acercándome uno de los cafés.

Yo comencé a mordisquear mi muffin y a tratar de tomar muy poco café, sentía como me llenaba de energía y trataba de evitar de pensar en eso.

-Esta muy rico-dije mientras tomaba el café con desesperación, mierda, ya estaba surgiendo efecto en mí. A veces era tanta mi adicción que puedo beberlo todo el día.

-Tienes algo de café-dijo mientras reía y tomaba una servilleta para limpiarme.

-Oh, gracias.

-Veo que te gusta el café.

-Sí y mucho-ya me lo había terminado todo, el muffin y el café, y creo que ya debería salir de esa cafetería en la que sonaba rock, o sea peor.

-¡Marcel, Marcel, Marcel!-grité a viva voz.

-¿Qué sucede?

-Vámonos-tiré de su brazo y lo saqué a rastras de ahí hasta encontrarnos a fuera del lugar.

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, estuvo genial-dije gritando y dando pequeños saltitos, otro efecto secundario era que parecía una niña, bueno, solo un poquitín.

Marcel reía y mucho.

-Rose, deja de saltar, te vas a caer.

-No, no caeré. ¡Hagamos una carrera quien llega primero tendrá café gratis!-comencé a correr con todas mis fuerzas y no paré hasta que unos brazos me tomaron.

-Rose tranquilízate-susurró en mi oído, me voltee al ver el rostro de Marcel muy cerca el mío, su respiración era agitada al igual que la mía.

Él era más alto que yo, así que su respiración llegaba a mi rostro y sus labios estaban al frente mío, lo que haré no estará bien, pero lo quiero ahora. Ahora.

Me paré de puntas y note como él y yo nos acercábamos, nuestros labios se chocaban al principio, mientras que el me sujetaba la cintura y yo envolvía mis brazos en su cuello.

Nuestras respiraciones eran una sola, nos estábamos besando, mi primer beso y probablemente el que no olvidaré.

Sus labios eran dulces y también con sabor a café, pero a la vez dejaban ver algo más, no quería dejarlos, no quería dejarlo.

Nos separamos por falta de aire, pero ni él ni yo nos habíamos separada aún. Nuestras frentes estaban unidas y nuestras respiraciones aceleradas.

Mi teléfono comenzó a sonar y tuve que separarme de Marcel, espero que sea algo importante.

-¡Ross! Ven ahora mismo a mi casa para que me ayudes, es algo de vida o muerte-dijo Alice al otro lado de la línea, odiaba que me llamaran “Ross”.

-Está bien-dije al cortar y guardar mi teléfono.

Marcel solo me miraba y no decía nada, era incómodo, besas a alguien y luego ¡BAM! No saben que decir. Así pasó un rato hasta que dignó a decir algo.

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Acá les dejo otro cap.

LM

Never Let Me GoWhere stories live. Discover now