🏀2🏀 Cuarto nuevo.

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-Tú debes ser May.-Dijo ella acercándose a mí.-Eres tan hermosa como decía tu padre.

-Me llamo Aska.-Dije.

Ella dio un paso atrás gracias a mi brusca respuesta.

-¡May, no seas grosera!-Me recriminó mi padre.

-¡Que me llamo Aska!-Lo miré desafiante, él sabía que yo odiaba mi primero nombre: May. Y que por eso me gustaba que me llamasen por mi segundo nombre: Aska.

-Bueno, no importa.-Intervino la señora.-Un gusto, Aska.-Su sonrisa se ensanchó más, sus ojos aún irradiaban seguridad. La odiaba. La odiaba con todo mí ser.

-Quiero ir a mi habitación.-Miré a mi papá que me lanzó una severa mirada. No seas grosera.

Yo quería ser grosera ¿Algún problema?

-Cariño-Dijo la mujer dirigiéndose al niño.-Lleva a Aska a su habitación.

El niño asintió, tomó mi mano y me jaló para que subiera las escaleras con él. El niño no paró en el segundo piso, desde las escaleras pude observar unas cinco puertas completamente cerradas, y al final del pasillo había un gran ventanal que dejaba ver todo lo de afuera. Me entraron unas ganas de dirigirme ahí, de ver si Turín era tan grande como decían.

Era la primera vez que visitaba Turín, habíamos tenido planes de viajar acá para invierno, antes de que mi madre muriera. Íbamos a ver el lugar donde iría el complejo turístico, en ese entonces sí quería visitar Turín. Solo visitar. No mudarme aquí. A mí me gustaba Siena, amaba Siena.

Sentí que el niño me volvía a jalar.

-Dijeron que te mostrara tu habitación, luego podrás ver por el ventanal, May.-Dijo él.

-Me llamo Aska.

-¿Cómo la marca de autos?-El niño se comenzó a reír.

Rodé los ojos ¿por qué todo el mundo me hacía esa pregunta? Cómo la marca de autos.

-Sí, como Chevrolet.

Había tenido ese problema desde que era pequeña, siempre que me presentaban "¿Aska? ¿Cómo Chevrolet Aska?" Mi nombre no provenía de ahí, no es como si mi papá fuera un amante de los autos y por eso me haya puesto ese nombre, en realidad Aska me había puesto mi mamá.

-Me gusta ese nombre, pero prefiero llamarte May, May-chan.-Dijo el niño.

Ya habíamos llegado al tercer piso, el niño me dirigió hacia la derecha, hacia el pasillo cerca de las escaleras de bajada ¿no era más practico haber subido por ahí? ¿Acaso los millonarios respetaban eso?

-¿May-cha? ¿Te crees japonés?-Pregunté.

El niño se paró frente a una puerta color beige, tomó el pomo y abrió la puerta.

La habitación era tres veces más grande de la que tenía en Siena, no tal vez cinco, mi habitación en Siena no era nada comparada con esta. Las paredes estaban pintadas de un color rosa pálido, la cama se encontraba en el centro, era de tres plazas, tenía dos mesitas de noche, una en cada lado había una lámpara de lava la del lado derecho y un pecera en la del lado izquierdo ¿En serio? ¿Una pecera? ¡Tenía un gato! Mi gato se iba a terminar devorando a los pobres peses. Arriba de mi cama estaban colgadas todas mis medallas de básquet.

A lado de la mesita de noche del lado izquierdo se encontraba una casa para gatos... o eso era lo que parecía... Era de madera y en ciertas partes estaba pintada de celeste, había un gran círculo en la mitad abajo, no tocaba el piso por mucho, atrás de estaba un pequeño cajón que parecía tener juguetes y otras cosas, más arriba estaba una pequeña cama acolchonada. También tenía una resbaladeras o algo parecido, y unas escaleras por el medio, era casi del porte de mi cama en Siena.

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⏰ Last updated: Feb 11, 2017 ⏰

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