01. La casa de mi padre

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De este a oeste, hasta donde alcanzaba la vista, todo era un paisaje desértico y seco, la clase de vista que no le agradaban a Aika. Acomodó la capucha de su manto para protegerse de la constante arena en el viento, cubriendo con ella su larga cabellera rojiza oscura; un paisaje tan gris, tan seco, tan increíblemente caluroso, sentía que jamás podría acostumbrarse a algo así, mientras más pronto terminaran su objetivo más pronto podría regresar a su "hogar"; hogar... que era un hogar? Ni ella ni sus hermanos habían tenido algo así nunca, sin embargo, ese lugar no sería su hogar, no estaba ni cerca de lo que ella siempre había soñado cuando pensaba en un hogar.

—Estás demasiado pensativa— Un chico alto de cabello gris y ojos plateados, acaricio el cabello rojizo de la chica como si fuese una niña pequeña. —Puedo entender que este lugar no te entusiasma pero recuerda que no estamos aquí por diversión—

Aika hizo una pequeña mueca de resignación, iba a contestar a su hermano mayor pero fue interrumpida abruptamente.

—A mi me gusta este lugar, creo que nos podremos divertir un poco, aunque eso no este en tus planes, querido hermano— Un segundo chico de cabello negro azabache los miró sonriente, sus profundos ojos azul mar se posaron en el chico de pelo gris y luego en la pelirroja, a quien sonrió burlescamente.

—Quién lo diría, cualquiera que te conozca un poco pensaría que este lugar tan seco y sin vida sería de tu total desagrado. Eres toda una sorpresa constante, Kazuma— Aika siempre había mantenido una relación de constante competencia con su hermano menor, aunque parecían discutir por todo y nunca llevarse bien, ambos se querían y protegían.

—Quizás eso sea la única cosa en la que coincidimos mi linda hermana. Al contrario de tu apreciación yo disfruto los desafíos y este pinta a ser uno bueno; no es necesario para mí estar siempre en un ambiente favorable a la naturaleza de mis habilidades, puedo hacer las cosas interesantes a mi manera— Kazuma posó sus azules ojos en los de su hermana, ella tenía unos grandes ojos color dorado que siempre parecían verlo todo, incomodaban a casi todo el mundo, pero a él siempre le parecieron increíbles.

—Me pregunto si veré el día en que ustedes se lleven bien— Akira era el hermano mayor y siempre debía separar las peleas de sus hermanos menores, ambos lo volvían loco a veces. —Será mejor que nos movamos, antes que tenga que separar sus peleas otra vez— tomó su bolso y lo acomodó en su espalda.

Los tres avanzaron en silencio, ¡la aldea de sunagakure estaba realmente protegida! Y no precisamente de ninjas, la naturaleza misma era una fortaleza casi impenetrable, no extrañaba saber que muchos habían perdido la vida al intentar penetrar en la aldea por su cuenta sin la guía adecuada. Muchos fueron sepultados vivos en las imponentes tormentas de arena, tragados por las implacables arenas movedizas o sucumbido ante el sol abrasador; cualquier error podría costarles su vida y eso no estaba en discusión, morir no era una opción. Grandes paredes de roca y arena se elevaban imponentes frente a sus ojos, ninjas vigilaban atentamente los límites de la aldea, las entradas están bien custodiadas, parecía que la seguridad era excesiva pero no era una sorpresa, en ese momento se llevaban a cabo los exámenes Chunnin y ninjas provenientes de diversas aldeas ingresaban a la aldea del país del viento con intención de rendir sus exámenes.
Habían conseguido identificaciones falsas para hacerse pasar por ninjas de la villa oculta de la hierba, sabían que era un país pequeño y no sospecharían de ellos más de la cuenta.
Entraron silenciosamente sin ser vistos, mientras menos atención hubiese sobre ellos más éxito garantizaba a su misión, caminaron por las calles de la aldea que ya se encontraban repletas de shinobis y grandes señores, ellos solo eran tres shinobis más entre tantos, mezclados con la multitud. La aldea era tan o más deprimente de lo que Aika había imaginado. Los edificios y casas parecían totalmente hechos de arena, los colores eran grises y secos, solo el mercado tenía vida, compra y venta de toda clase de equipamiento ninja, exóticas comidas y platillos típicos de la región, accesorios y ropa shinobi. El pueblo sin duda tenía mucha más vida de la que su gris color podría indicar. Era difícil imaginar que una parte de ella, una parte de todos ellos provenía de aquel lugar, el hogar de su madre era todo lo contrario, era un lugar maravilloso, lleno de colores, brillo, árboles y flores, un hermoso templo, un hermoso jardín que un día creyeron su hogar pero del que fueron arrancados sin piedad. Una isla en medio del océano, con un pequeño pueblo y en lo alto el gran templo donde su madre creció y donde ellos pasaron sus primeros años.

Pasaron rápidamente por el centro de la actividad en la aldea y se dirigieron directamente al edificio del Kazekage, la información que buscaban debía de estar en los archivos secretos de la aldea y allí es donde debían buscar

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Pasaron rápidamente por el centro de la actividad en la aldea y se dirigieron directamente al edificio del Kazekage, la información que buscaban debía de estar en los archivos secretos de la aldea y allí es donde debían buscar.

—Sería mejor si nos separamos y buscamos dónde guardan su información— Akira, como el hermano mayor, siempre tomaba las decisiones y creaba el plan de acción del grupo.

—Está bien, yo buscaré en los primeros pisos, ustedes vayan arriba— Kazuma siempre había sido muy independiente, le gustaba correr riesgos y probar sus límites, eso le había llevado a meterse en aprietos más de una vez, pero sabía bien que sus hermanos siempre estarían ahí para ayudarle si era necesario.
Infiltrarse en la aldea de Suna era algo que lo emocionaba especialmente, a pesar de que buscaban información que no le concernía a él directamente, era la primera vez que se arriesgaban a entrar en una gran nación ninja después de la gran guerra.

—No olvides revisar el sótano, eres menos astuto de lo que tú quieres creer...— Aika le hizo una señal de burla para luego girarse junto a su gemelo. Akira, su hermano mayor, era también su gemelo, ambos eran hijos de una sacerdotisa llamada Akiko  y de un shinobi de Suna, era todo lo que sabían de sí mismos, además de las habilidades que poseían desde su nacimiento; Kazuma, en cambio, era su medio hermano, su madre lo había dado a luz mientras era prisionera de Shin, un hombre del cual no quería acordarse, él había hecho sus vidas miserables, incluida la de Kazuma, su propio hijo... para ella no había más familia o más hogar que ellos tres.

Kazuma estuvo a un paso de responderle pero sus hermanos ya habían emprendido rumbo hacia los pisos superiores. El primer piso solo era una recepción y pequeñas oficinas repartidas, las paredes decoradas de fotos de la aldea y algunos shinobis que no reconocía; no veía un posible acceso hacia el sótano y se preguntó por un momento si realmente existiría uno, hasta que divisó una puerta apenas perceptible al ojo humano, se acercó a ella y se ocultó rápidamente al oír las voces lejanas de unos hombres conversar acercándose. Cuando los hombres siguieron su camino y salieron de su campo de visión se apresuró a entrar a la habitación, dentro todo estaba oscuro y le tomo unos segundos poder acostumbrar sus ojos a aquella oscuridad, la habitación parecía estar vacía a primera vista, pero cuando la miró con más detenimiento se dio cuenta que había una gran mesa de reuniones y al fondo otra puerta. Se acercó sigilosamente hacia ella creyendo que había descubierto lo que tanto buscaba, cruzó la habitación, puso su mano sobre la puerta y entonces lo vio... un delgado y pequeño hilo casi invisible que se extendía por el cuarto, se giró rápidamente, un sonido cruzo por la habitación al instante en que sentía sus extremidades pegarse a su cuerpo para luego ser jalado hacia un espacio reducido e infinitamente oscuro.

Sand & Fire- Gaara [Naruto]Where stories live. Discover now