Capítulo 3 (Parte I)

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Publicado Originalmente: A mediados de diciembre de 2013

Versiones Pasadas: 6 de Junio de 2016, 31 de enero de 2020

— ¿El hombre que ha intentado matarlos? ¿Cómo es posible que continúe aquí? —preguntó David sorprendido

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— ¿El hombre que ha intentado matarlos? ¿Cómo es posible que continúe aquí? —preguntó David sorprendido.

Marina suspiró y asintió con pesadez. Ese no era uno de sus temas favoritos para las conversaciones. Era abrir heridas que todavía no sanaban por completo. También era una especie de recordatorio que le decía que su madre estaba ciega. Ese hombre estaba lejos de ser un padre para ella.

—Mi hermano y yo tenemos una herencia bastante generosa que nos dejó nuestro abuelo antes de fallecer. Cuando cumplamos veintiún años podemos acceder a ella, por ahora es mi madre quien la administra y solamente ella es quien puede tomar dinero. Los hombres ambiciosos se acercan a mi madre en busca de todas sus propiedades. Roberto es un hombre muy ambicioso, tiene sus negocios, aunque aquí entre nosotros dos te aseguro que esos negocios son de dudosa reputación. No me sorprendería que la policía lo buscara en algún momento. Muchos de sus trabajadores han venido al hotel y son igual de terribles que él.

>A él le conviene que mi hermano y yo estemos muertos. Nuestra herencia se quedaría en manos de mi madre. Ella quedaría desconsolada y él aprovecharía ese momento para que esta le cediera todo el dinero. No bromeo cuando digo que somos muy ricos. Hemos nacido en una cuna de oro y eso nos pone como blanco fácil para el resto del mundo que busca la maldad. Roberto ha llevado a cabo muchas cosas, desde misteriosos accidentes en carro que hemos tenido, hasta serpientes venenosas en nuestro cuarto. Es algo realmente horrible. Pero lo peor de todo esto es que no tenemos pruebas. Salvo su confesión desprevenida, pero nada más. Es su palabra contra la nuestra y todo el mundo parece tenerlo como un santo.

—Me encuentro sorprendido. Es increíble como una persona es capaz de llegar a esos extremos solo por dinero. El dinero no lo es todo, no te trae felicidad — comento David después de escuchar su historia. Nunca pensó que hubiera personas tan malas. Pero tampoco es que Roberto fuera diferente a su madre. En su mundo también había seres muy egoístas, como ella. Que solo buscaba su propio beneficio como reina y lo utilizaba a él. Ella no pensaba en el pueblo, ella solo pensaba en su reputación.

—Sí, lamentablemente algunas personas son así de egoístas y malas, pero ya nos acostumbramos a esto. Tenemos ojos hasta en la nuca, no dejaremos que él nos intimide. El miedo es el peor enemigo del hombre, una persona con miedo no logra avanzar en la vida.

David asintió serio, el miedo traía tormentos consigo. Marina lo guio hasta el parque del hotel. Él observo como Víctor y Marina reían sobre un chiste que el primero había mencionado. Pensó en su hermana Agatha. Ellos también eran así de unidos. Su hermanita menor que algunas veces era mucho más inteligente que él. Víctor le recordaba sin duda a su primo Alex. Su primo vivía en el castillo junto a él. Al tener la misma edad su padre decidió que Alex asistiera a la misma escuela que él y no a la del pueblo normal. El padre de Alex vivía alejado del reino, nunca congenio con su madre. Su hijo lo visitaba siempre que podía, pero con tantas obligaciones se le hacía difícil tomar un viaje de tres horas y verlo. Alex era sin duda muy inteligente y estaba seguro que su padre desearía que fuera como él. Aunque a veces era algo torpe y solía cometer muchos errores.

Marina: No quiero perderte (HDM #1) © (Disponible en papel y digital)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora