10:13

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Cierro la puerta intentando atrapar en mi viejo piso todos los recuerdos. Pocas cosas lo adornan ya cuando echo el último vistazo como intentando revivir todo lo que sus paredes encierran.

De nuevo retumban las últimas palabras que nos dedicamos como si mi propia cabeza quisiese ahondar más en la herida.

— Entonces, ¿te vas sin más?


Nunca antes cinco palabras habían destruido tanto. Lo peor es que, mientras todo a nuestro alrededor se derrumbaba, no supimos hacer más que mirarnos, buscar eso, eso que ya no compartíamos. Y no conseguimos nada, ni si quiera dijimos nada. Se acabó como se suelen acabar las cosas a las que no queremos ponerles final, a pedazos y sin nada con suficiente fuerza para recomponernos.


Fue, quizá, un final desastroso ante todos pero para nosotros probablemente fue el mejor de los principios aunque eso ya es otra historia, otra, que casi nadie contará.


Miré el reloj por última vez, lo único que me había acompañado esta noche y lo miré con pena, con tristeza, él sólo marca el tiempo somos nosotros los que dimos función y ahora, como idiotas, le rezamos a las agujas que no marchan cuando es lo único que saben hacer.

A las 00:13 te fuiste según el reloj.

A las 00:13 nos acabamos.

Pero nuestro final, ya estaba escrito desde mucho antes e intentamos agarrarnos los pedazos para no destruir todo a nuestro alrededor.

Ese fue nuestro final cinco palabras que respaldaste bajo la palabra huida, cinco palabras que, en realidad, fueron nuestra salvación.


Y te quiero, aunque el tiempo, el espacio e, inclusive, nosotros ya demos todo esto por muerto. Te quiero y por eso me voy.


[00:13] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora