1. Huye

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Darren salió del edificio, despidiéndose de la señorita que lo recibió. Esperaba que por fin obtuviera el trabajo.

Iba a caminar pero cuando alzó la mirada vio a un soldado de uniforme rojo. Esos soldados entrenados para perseguir, atacar y o arrestar a los Distintos. Hacía cuatro años que Estados Unidos se encontraba a punto de una guerra civil pero ni el gobierno ni los Distintos daban el primer paso para iniciarla.

La sociedad ya se había acostumbrado. Era muy común sobretodo en las calles de Green Bay ver a los uniformados rojos con una pechera sobre el uniforme; vigilando la ciudad en motocicletas o parados con sus armas especiales esperando localizar a uno de ellos, a un Distinto.

Y él no era la excepción, por lo que al ver a ese hombre con uniforme dio media vuelta; pero ya era tarde, el pequeño radar en los lentes de color rojo plateado del Protector ya había captado la presencia de un Distinto. El soldado miró a su alrededor y a través de los lentes vio un destello rojo anaranjado que rodeaba el cuerpo de Darren.

—Oiga, el señor con traje de vestir —dijo el Protector haciendo que Darren volteara un poco y viera al uniformado por el rabillo del ojo para luego seguir su camino y bajar el rostro—. Sí le hablo a usted, deténgase ahí —pero no hizo caso—. Se lo advierto si da un paso más le dispararé. Haga caso.

Cansado de advertir sujetó aún más su arma que parecía una metralleta sólo que con la boca más amplia y con balas especiales. Se preparó y apuntó para luego disparar.

La bala chocó contra el hombro de Darren pero no entró en él, después rayos azules empezaron a rodear su hombro sin hacerle efecto alguno. Todo esto en cuestión de segundos.

—Le comento que mi habilidad es el control de la electricidad así que esta bala no me hace daño —y diciendo esto empezó a correr tratando de que las personas no le vieran la cara ya que no quería que nadie fuera testigo de su rostro.

—¡Alto!

El Protector se echó a correr detrás de él buscando una extensión en el costado de la pechera, cuando la encontró la jaló y la conectó con su guante izquierdo en la parte de abajo por las venas. Luego hizo lo mismo en el lado izquierdo y después de diez segundos se detuvo extendiendo sus brazos y abriendo sus manos.

—Última oportunidad. ¡Detente! 

Y lanzó ondas sonoras de sus manos haciendo que Darren saliera volando por el impacto y cayó metros adelantes. Se rodó gimiendo de dolor en el suelo con los ojos cerrados hasta luego quererse levantar poniéndose en posición de gatear aún con un poco de dolor.  Pero no pudo ya que el soldado se acercó y le puso un brazo en la espala.

—Arrodíllate. ¿Cuál es tu nombre? —preguntó mientras le ponía la otra mano en la espalda para esposarlo.

—¿Mi nombre? ¿Para qué quiere saberlo?

—Para arrestarte oficialmente bajo la Ley de Cuidado. Espera, ¿donde está la D?

—Ley de Cuidado, pff, tonterías, sólo son excusas del gobierno para protegerse a sí mismo. ¿Quiere que le diga a estas personas a su alrededor quiénes somos en realidad, quiere que le diga por qué no tengo la D de Distintos en la muñeca con la cual identifican que fueron parte del experimento?

—Guarda silencio ya. No importa, se encargaran del tema en la prisión, pero quiero tu nombre ahora —y tiró de su cabello.

—¡Ahh! Odio cuando hacen eso. 

—No me importa, párate ya. Tu nombre ahora.

—En serio no me gusta lastimar personas y menos a ustedes pero no soporto esto.

DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora