Prólogo

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Prólogo

 - Maya, despierta - me susurraban al oído.

Primero pensé que estaba soñando, pero después comenzaron a moverme y abrí los ojos inmediatamente.  Me encontré con los ojos llorosos de mi madre, ella sostenía una mochila y se veía muy preocupada.

- ¿Mamá que ocurre? ¿Estas bien?- le pregunte mientras me sentaba en la cama.

No me respondió, camino hacia mi armario y comenzó a tirar la ropa que encontraba dentro de la mochila. Estaba muy confundida, no entendía por que mi mama actuaba así. Mire el reloj que estaba en el velador, eran las cuatro de la mañana.

- Ponte esto - me ordeno.

Tiro a mi cama unos jeans negros y un polo del mismo color. No discutí con ella y simplemente me puse la ropa. La miraba mientras ella seguía tirando cosas a mi mochila. Silenciosas lágrimas caían de sus ojos, quería abrazarla y decirle que todo estaba bien, pero no sabía si todo iba a estar bien. Por qué no sabía que estaba pasando.  Una vez que termino me agarro de un brazo bruscamente y salimos de mi cuarto.

Toda la casa estaba oscura y silenciosa, era como cualquier otra noche hasta que un estremecedor grito llamo mi atención y me acerque a la ventana más cercana entonces vi como los licántropos luchaban cruelmente unos a otros, se despedazaban a mordidas peleando por su vida. Luego mis ojos se posaron en todos los cuerpos desnudos que habían perdido la vida; pero lo que llamo mi atención fue un lobo cafe oscuro peleando contra tres lobos, unos segundos pasaron para que me diera cuenta que ese lobo, era mi hermano.

Entonces lo supe.

Nuestra manada estaba siendo cruelmente atacada.

Mi mente estaba en paralizada, aunque quisiera moverme no podía, era como si cada músculo de mi cuerpo estuviera congelado pero mis ojos no podían dejar de ver la cruel escena.

 Mi mama había ido a buscar algo a la caja fuerte,  mientras que yo trataba de entender por que la manada estaba siendo atacada. Nuestra manada era probablemente la mas pacífica de todas, el alfa, mi padre evitaba participar en cualquier guerra y todos los licántropos que pertenecían a esta manada no eran entrenados para guerras, ya que nunca habíamos peleado con otra manada.

Hasta ahora.

- Cariño, ¡tenemos que irnos ahora! - exclamaba mi mama cuando me vio  presenciar la escena.

Ella me tiraba de la manga de mi polo para moverme, pero aunque quisiera no lograba moverme.

- ¿Por qué nos atacan? - le pregunte con mi voz elevada.

La mire seriamente, quería una respuesta y ella sabía que me lo iba a tener que decir. No era una niña chica como para que me ocultara las cosas. Mi mama iba a abrir la boca cuando escuchamos que botaron la puerta principal de mi casa.

 Agarre a mi mamá y rápidamente fuimos a su cuarto, una vez dentro cerré la puerta y puse un sillón para que no la pudieran derribar tan fácilmente. Mi casa era grande pero no se iban a demorar mucho en encontrarnos.

- Hay que salir, nos van a oler - dijo mi mamá con pánico.

No se me ocurría nada y necesitaba pensar rápido, entonces agarre una silla y la tire contra la ventana rompiéndola en mil pedazos. Le quite la mochila a mi mama y me la puse en la espalda. Estábamos en el tercer piso, si saltábamos en forma humana era muy probable que más de un hueso se quebraría.

- Mama transfórmate, vamos a saltar - le dije con impaciencia.

Esta sin pensarlo dos veces se transformo en su elegante lobo gris claro, me subí a su espalda, me agarre con fuerza y en un cerrar de ojos sentí el impacto al caer en el suelo.  Mi madre era la Luna de la manada, entonces cualquier lobo que trataba de acercarse a nosotras alguien se lo prohibía. Pero de la nada apareció un lobo y le pegó en las costillas , sentí como mi cuerpo se arrastraba por la tierra hasta chocar contra un árbol.  Gracias a la adrenalina no sentía el dolor pero sabía que tenia unas heridas profundas. Al abrir los ojos me encontré con la imagen de mi mama peleando contra el lobo, me sentían inutil por que quería ayudarla, pero no sabía como. Cuando logré levantarme y comencé a caminar hacia mi mamá fue cuando el lobo le mordío la garganta y ella se convirtió en humano de nuevo, lo que solo significaba una cosa. Estaba muerta.

 Corriendo me acerque a ella y puse su cabeza en mis piernas. Sangre de color escarlata caía de su cabeza y cuello, manchando toda mi ropa, pero no me importaba por que acaba de perder a mi madre. Mire hacia el frente y solo vi caos mezclado con más caos, la gente gritaba y corría tratando de esconderse mientras que yo estaba sentada en medio de la guerra con la mente en blanco.

  Sentí como a lo lejos gritaban mi nombre, pero en este momento ya nada me importaba. Había perdido todo lo que alguna vez tuve. Sentí como una mano se poso en mi hombro delicadamente,  subí mi mirada y me encontré con mi hermano. Entonces un poco de esperanza surgió dentro de mi al saber que no había perdido todo.

- Maya, vámonos. – dijo fríamente sin una piza de dolor en sus palabras.

Adam miraba el cuerpo de nuestra madre, tenia la mandíbula apretada y los puños de la manos igual. Se podía ver en sus ojos que estaba sufriendo, pero el simplemente no le gustaba demostrarlo.

- No puedo dejarla - le dije sin dirigirle la mirada

- Tenemos que hacerlo, ella no hubiera querido que nos atrapen - dijo , se agachó a mi lado y me envolvió en un abrazo.

- No entiendo por que nos hacen esto, nosotros no tenemos problemas con ninguna manada - le dije con furia y dolor

- Van a hacer lo que sea para tener lo que quieren

- ¿Qué quieren? - le pregunte confundida

- No lo quieres escuchar - me dijo y me abrazo mas fuerte

- Dímelo – ordene 

- Te quieren a ti.

The Alpha's MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora